Notimercio, en su edición del 10, 11 y 12 de agosto de 2024, publicó un artículo de Edgar Freire Rubio sobre nuestro compañero académico don Simón Espinosa Cordero. Lo compartimos aquí con ustedes.
Los milagros de don Simón Espinosa
Simón Espinosa Cordero siempre ha estado relacionado con los medios y los espacios culturales. Su trayectoria se caracteriza por estar vinculada a la academia, al periodismo y otras disciplinas.
Entre 1984 y 1988 pude conocer personalmente a Simón Espinosa Cordero. Eran los años duros y ásperos de la presidencia de Febres Cordero. En uno de esos años, mi jefe, Luis A. Carrera, había recibido un oficio de la gerencia del Banco Central del Ecuador, firmado por Carlos Julio Emanuel, pidiendo la desocupación del local de Librería Cima de la Av. Diez de Agosto y Santa Prisca, aduciendo que ahí iba a reposar el Archivo Histórico.
Este suceso hizo que Simón Espinosa conminara a mi jefe no aceptar ese pedido y que él iba a formar un frente en defensa de la librería. Obviamente, D. Luis no quiso ese enfrentamiento y con pesar desocupó el sitio ya icónico y abandonamos ese cobijo. Lo que nunca olvidó la empresa fue ese gesto solidario y digno del maestro Simón.
En 1990, D. Paco Valdivieso, de Imprenta Mariscal, me ofrece editar e imprimir gratuitamente el tomo dos de mi serie “Desde el Mostrador del Librero”. Me in sinuó además que fuera con un buen prólogo.
Yo no sabía a quién pedir ese favor. El mismo editor me sugirió que solicitara a Simón Espinosa. Venciendo mi timidez pedí la gentileza. Más me demoré en solicitarle y la presentación fue un estímulo a mi inigualable tarea de librero.
Este par de historias he recordado con afecto y gratitud al enterarme que la Universidad Internacional le ha concedido el Honoris Causa hace algunas semanas al maestro Simón. Una amiga me ha hecho llegar su discurso, que es una muestra magistral de la brevedad y de sabiduría. Les sugiero que lo busquen y lo lean devotamente.
El maestro hace acopio de sus lecturas y nos comparte un texto inolvidable. Al final, y emocionado, nos regala un poema de Juan Ramón Jiménez, “Viaje definitivo”, que por extraña coincidencia lo tengo siempre en mi velador: “Yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando:/ y se quedará mi huerto, con su verde árbol,/y con su pozo blanco…”.
De la manera más sencilla me uno a ese justo homenaje y me apropio de una frase de otro de sus poetas favoritos, Antonio Machado. Este poema, en su “Juan de Mairena”, expresa: “Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre…”. Ese es el maestro Simón Espinosa Cordero. ¡Amén!