El tiempo del plumero ha sido corto.
Esos tinteros negros
con su papel secante no han durado.
Posiblemente vuelvan
al cabo de otro siglo y otra moda.
Nosotros sin embargo
con esta misma cara y estos sueños
jamás regresaremos.
Tal vez han de volver las viejas cosas:
la tinta verde obscura
y el uso de las góticas mayúsculas.
Tal vez regrese el trompo,
la piedra de moler o el fresco pozo,
nosotros sin embargo
con nuestro amor de yerba
y nuestras iniciales de mortiño
ya no nos amaremos.
Tan sólo para el hombre
fracasa el reencuentro.
No hay doble itinerario
ni dos adolescencias transparentes.
Hay sólo un tren de ida
y un silencioso estribo.
No hay viajes de regreso
ni la ocasión segunda y oportuna
para decir al menos
perdón, adiós o gracias.