«Galecio», por don Marco Antonio Rodríguez
Lo veo pequeño y frágil. Irascible, solitario, sin reposo ni alicientes, de bruces sobre su obra, trabajando febrilmente en su taller de la Villa Flora, suerte de oratorio construido con sus manos…
Lo veo pequeño y frágil. Irascible, solitario, sin reposo ni alicientes, de bruces sobre su obra, trabajando febrilmente en su taller de la Villa Flora, suerte de oratorio construido con sus manos…
Juro que no recuerdo ni su nombre, / Mas moriré llamándola María, / No por simple capricho de poeta: / Por su aspecto de plaza de provincia. / ¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros, / Ella una joven pálida y sombría. / Al volver…
Academia Ecuatoriana de la Lengua ©2017-2024