Al mundo se le ha hecho natural el castigo. Viene de muy atrás. Viene del Antiguo Testamento con aquello de yo soy quien castiga hasta la tercera y cuarta generación…
Tu novela soy yo preparándote la cena con la torpeza de la mano / que empuña un cuchillo a la luz blanda de las seis de la tarde, / yo sirviéndote carne dorada en aceite de olivo, / tú diciendo que mis manos blancas enardecidas como nardos…