Alguna vez la meta de los países, de los estadistas, de los héroes, de los guerreros y de los hombres de paz fue alcanzar la grandeza. A esto, Bolívar y sus contemporáneos le llamaban «la gloria»…
Es una de las pocas instituciones que, pese a las vicisitudes de la República, persiste en sus tareas, cuida de la palabra y trabaja en la comprensión, modulación y progreso del idioma. La conmemoración de la Academia impone un saludo, un abrazo a la institución…
Me pregunto si es solamente fe. Si es solamente religión. Si es esperanza, o si es, además, evasión. Si hay otros secretos resortes que animan al cucurucho que lleva cadenas, al hombre del pueblo que carga la cruz, a los que claman…
Y por todo eso, claro, hay que ocuparse de la libertad de pensamiento como de un problema, un error y un defecto. Hay que cargarle de permisos y saturarle de sanciones. Hay que inventar sistemas que le sofoquen. Hay que ejercer el poder…