Saludo del director de la RAE a la academia por el sesquicentenario

Don Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española y presidente de la ASALE, dirigió una carta con sus felicitaciones para la Academia Ecuatoriana de la Lengua por sus 150 años de vida institucional. Compartimos en nuestra web dicha carta.

Don Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, dirigió una carta con sus felicitaciones para la Academia Ecuatoriana de la Lengua por sus 150 años de vida institucional. Compartimos a continuación dicha carta.

Señor director, señoras y señores académicos:

Es un placer para mí saludarlos en esta sesión conmemorativa de los primeros ciento cincuenta años de vida de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, que tiene lugar en el impresionante convento de Santo Domingo. Cuando todavía pervive en mi memoria el recuerdo intacto del congreso que celebramos en Quito el pasado mes de noviembre, siento una particular emoción al felicitar, como director de la Real Academia Española y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), a la corporación hermana que nos recibió con afecto familiar e hizo alto honor a su condición de anfitriona.

Los académicos de todo el orbe llegamos al Ecuador con ilusión. Nos encontramos una Academia pletórica, que fue capaz de mostrar a sus colegas, y a todo el mundo hispanohablante, la mejor imagen de unidad, solvencia intelectual, rigor científico, trabajo, compromiso, responsabilidad y convicción, junto a una capacidad extraordinaria para sintonizar con la sociedad y ofrecer lo mejor de sí misma.

Segunda corporación más antigua de América, la Ecuatoriana ha sabido asumir el legado de su historia y transformarse al ritmo vibrante del tiempo actual. Pionera de los proyectos más punteros, se ha abierto a los ciudadanos con un espíritu moderno, servicial, integrador de todas las sensibilidades que tejen su historia nacional y dispuesto siempre al diálogo a través de la palabra conciliadora.

La Academia Ecuatoriana nos presentó en el congreso de la ASALE algunas de sus obras más ambiciosas, que fueron objeto de admiración y elogio unánimes: el gran Diccionario académico de ecuatorianismos, la edición del poeta Cesar Dávila Andrade, ansiada durante muchos años, o la interesante antología de discursos bajo el título de Pórtico. Impulsa, además, el Corpus del habla del Ecuador, un repertorio léxico de inmenso potencial que supera los diez millones de registros, y ofrece un útil servicio de consultas lingüísticas.

A los proyectos propios la Academia Ecuatoriana de la Lengua suma su magnífica contribución a las labores panhispánicas, que, desarrolladas en común por las veintitrés corporaciones de la ASALE, han crecido notablemente en los últimos tiempos. La Academia ha formado parte de las comisiones interacadémicas de los distintos proyectos y se ha integrado en la Comisión Permanente siempre que le ha correspondido, la última vez en el aciago año de la pandemia, cuando dona Susana Cordero nos dio en Madrid una lección de entereza y cumplimiento del deber. La AEL ha participado en congresos y reuniones internacionales, ha colaborado en los programas lingüísticos y literarios de la ASALE y ha procurado con esmero la formación de nuestra red de colaboradores. En definitiva, ha asimilado los valores panhispánicos de nuestro trabajo como parte de su propio ser y ha transitado la senda de la diplomacia cultural en beneficio del bien superior que representa nuestra lengua compartida.

En este año del sesquicentenario de la Academia Ecuatoriana, todas las corporaciones hemos alumbrado conjuntamente las segundas ediciones del Diccionario panhispánico de dudas y de la Nueva gramática de la lengua española, ambas presentadas en primicia durante el congreso de Quito; la actualización anual de nuestro Diccionario de la lengua española, y la nueva edición digital del Diccionario panhispánico del español jurídico, que llevaremos la próxima semana a la Cumbre Judicial Iberoamericana de Santo Domingo —la primera fue presentada en la Cumbre de Quito en 2018—. Muy pronto, en Arequipa, tierra de nuestro llorado Mario Vargas Llosa, verá la luz el avance del monumental Diccionario histórico de la lengua española.

Por todo ello quiero dejar constancia de mi reconocimiento y gratitud a la corporación y a cada uno de sus miembros, así como a los sucesivos diecinueve directores que han guiado con sabiduría los pasos de la Academia, desde el primero y fundador, don Pedro Fermín Cevallos, hasta los que han afrontado, en este imprevisible siglo XXI, el reto del paso a la modernidad: don Carlos Joaquín Córdova, don Jorge Salvador Lara, don Renán Flores Jaramillo, doña Susana Cordero de Espinosa y, hoy, don Francisco Proaño Arandi. La continuidad es garantía de futuro.

Con la autoridad que le otorga su edad sesquicentenaria y con su acreditada eficacia, la AEL destaca en el concierto internacional de la ASALE como referente necesario e insustituible. Hoy, día grande para la lengua española, el corazón de la ASALE late en el Ecuador. Felicidades y larga vida a la Academia Ecuatoriana de la Lengua.

Santiago Muñoz Machado
Director de la Real Academia Española
Presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española
6 de mayo de 2025