
Los dos fueron grandes poetas y Premios Nobel. Uno y otro estuvieron junto a la causa republicana durante la Guerra Civil española. Ambos se alinearon en la izquierda marxista y profesaron su fe en la utopía revolucionaria. En la única mención que Pablo Neruda hace de Octavio Paz en Confieso que he vivido, declara que se sentía orgulloso de haberlo invitado al Segundo Congreso Antifascista en España de 1937. Paz había publicado por entonces tan solo un libro, Raíz del hombre, “que me pareció contener un germen verdadero. Entonces nadie lo conocía”, concluye.
Una manzana de la discordia fue la publicación mexicana, en 1941, de la Antología de la moderna poesía en lengua española. La discrepancia en la selección de los poetas provocó que Neruda se excluyera de la antología. El colofón se produjo en una reunión de homenaje al poeta chileno cuando terminaba sus funciones de cónsul en México; allí increpó con irónicas palabras a Paz y los dos estuvieron a punto de darse de golpes. Sin embargo, más allá del incidente, el alejamiento se produjo por las concepciones opuestas sobre la función de la poesía y las divergencias políticas.
Neruda postula una poesía utilitaria y útil como arma para la revolución; el arte comprometido para cambiar la sociedad. Paz rechaza la estética y la ética subordinadas a la utilidad política. A los dos escritores los separa la polémica entre arte puro o arte comprometido.
Comunista hasta la muerte
Neruda mostró siempre una adhesión sin fisuras al Partido Comunista. Paz rechazó los criminales abusos del estalinismo, los campos de concentración para los enemigos políticos, la invasión a Hungría, la entronización del líder único en el sistema comunista… Y criticó a Neruda por su silencio al respecto.
La oceánica poesía del Neruda en su Canto general, inventario histórico y político de nuestra América, alcanza su expresión poética mayor y más intensa en “Alturas de Macchu Picchu”. El acento whitmaniano de muchos de los versos de Neruda asume una extrema sencillez y un ritmo y musicalidad distintos en libros como Odas elementales. Su poesía más perdurable es celebración de los sentidos, exaltación de la materia y los goces terrestres, y los poemas con mayor hondura y complejidad de Residencia en la tierra.
Paz crea una poesía más intelectual, que rompe la lógica con la profusa imaginería del lenguaje e ilumina zonas antes inexploradas de la conciencia y la realidad humana actual. Poemas como “Piedra de sol” son de lo más logrado que se ha escrito en la lírica hispanoamericana. Paz es el ensayista más notable desde El laberinto de la soledad, Corriente alterna, El ogro filantrópico o el extraordinario estudio sobre Juana Inés de la Cruz.
El mexicano reconoció a Neruda como el poeta más grande de su generación. A la muerte del chileno, escribió: “Lo admiraste, lo quisiste, lo combatiste. Fue tu enemigo más querido”.
Este artículo se publicó en la revista Mundo Diners.



