
Al rumor de las brisas tropicales
Que secretos te traen del Oriente,
Ninfa graciosa, tu beldad fulgente
Reflejas en tus límpidos raudales.
E hija preciada de un volcán, los males
Con que conmueve en su delirio ardiente
No llegan hacia tí, que dulcemente
Te aduerme entre sus bosques virginales.
Quién creyera que ostentes tu hermosura
Sobre un lecho de lava ennegrecida,
Oh de mi patria nuncio de ventura!
Al contemplarte el alma dolorida
En su lava de inmensa desventura
Siente cobrar animación y vida.
Fuente: Monge, Celiano. Poesías. Quito : Academia Ecuatoriana de la Lengua : Editorial Ecuatoriana, 1935, p. 28.