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El Diccionario de la lengua española registra el adjetivo insipiente, procedente del latín insipiens, -entis, con las acepciones de ‘falto de sabiduría o ciencia’ y ‘falto de juicio’; mientras que el adjetivo incipiente, del latín incipiens, -entis, se refiere a ‘que empieza’. A pesar de que el seseo los convierte en palabras homófonas, son dos términos distintos y no pueden usarse indistintamente.
Veámoslo con unos ejemplos:
Uso inadecuado:
El éxito de la banda llegó cuando el insipiente movimiento rockero nacional convocaba cada vez a más fanáticos.
Uso adecuado:
El éxito de la banda llegó cuando el incipiente movimiento rockero nacional convocaba cada vez a más fanáticos.
Uso inadecuado:
Los incipientes miembros de la Asamblea Nacional no se cansan de tomar decisiones equivocadas.
Uso adecuado:
Los insipientes miembros de la Asamblea Nacional no se cansan de tomar decisiones equivocadas.