Discurso de incorporación de don Eduardo Mora Anda en calidad de miembro correspondiente

Reproducimos el discurso «Los colores de la literatura, la poesía y la vida» que don Eduardo Mora Anda leyó el 28 de octubre del 2010, durante la ceremonia de su incorporación a la Academia Ecuatoriana de la Lengua, em calidad de nuevo miembro correspondiente.

Reproducimos el discurso que leyó don Eduardo Mora Anda el 28 de octubre del 2010, durante la ceremonia de su incorporación a la Academia Ecuatoriana de la Lengua, en calidad de nuevo miembro correspondiente.

Señores:

Quiero agradecer profundamente al señor Director y a todos los miembros de la Academia Ecuatoriana de la Lengua por esta honrosa acogida en su seno. En particular deseo agradecer las generosas y siempre lúcidas y eruditas palabras del doctor Jorge Salvador Lara, Director de la Academia, y la presentacion formulada por Hernán Rodríguez Castelo, un hombre que se distingue por la claridad y franqueza de su pensamiento.

Los colores de la literatura, la poesía y la vida

El Libro de los Proverbios dice que las palabras dichas oportunamente son como naranjas de oro ( Prov 25:11). Ojalá que en este día mis simples palabras sean las apropiadas para esta ocasión tan importante para mi, conforme a ese sentencia que parece sevillana…

Cada acto libre del hombre es la expresión de su temperamento, del hecho de ser él mismo y no otra persona y cada expresión de ese modo de ser y de pensar es, como diría Bergson, la exploración de una variable en la infinita gama de posibilidades que supone la evolución creadora, la evolución universal y humana.

El telón de fondo de nuestras vidas consiste en una enorme gama de tonos y colores, externos e internos, físicos, sìquicos y espirituales, y por tanto, de opciones y de probabilidades. La evolución, desde hace mucho tiempo, está en buena parte en nuestras manos, en manos de los humanos, y cada elección y experimento no sólo revela una preferencia, un gusto, un criterio o una cultura – o una falta de criterio y de cultura-, sino también unos efectos prácticos, unas consecuencias efectivas, en la vida cotidiana y en el futuro de nuestras sociedades. Así pues la labor del escritor, el filósofo y el historiador, como la del artista, influencian y aun modifican la vida del lector y de la sociedad, y no sólo sirven para denunciar un error o una maldad o para expresar algo interno que necesitamos decir, sino que pueden ser tambièn ser parte de la magna obra de propiciar el Bien, la Verdad y la Belleza y, como dice el mismo Bergson, ir rechazando metódicamente el error, para llegar a la Verdad…Y, desde luego, a la Libertad. Pues es el espíritu es Libertad…

Así pues al referirme a los colores no intentaré hablar de las teorías de Leibnitz ni los descubrimientos de Newton y de los físicos modernos, y apenas si rozaré la teoria de Goethe sobre los colores, sino que, en una andanza mucho más modesta y un poco caprichosa, como las que solía hacer nuestro buen señor Don Quijote de la Mancha, ahora iré por esos caminos y campos de la literatura, el arte y los libros, anotando al acaso tal o cual impresión, tal o cual colorido y fuerza o flaqueza, y sobre todo, tal o cual efecto o consecuencia, como si contempláramos diversos cuadros de Monet o Van Gogh, y de ello fuéramos deduciendo sus implicaciones en la vida diaria y en la historia….

Ya mencioné al comienzo que según los Proverbios las palabras oportunas son como naranjas de oro. Dorados son también los trigales maduros y las auras de los santos y profetas y dorados son los sueños de los años juveniles. Todo amanecer y toda juventud implica tonos dorados. Con mis amigos, en larguísimas caminatas, cuántas veces inventábamos diez mundos posibles, o los reformábamos, casi sin llegar a nada, mientras por delante nuestro pasaba, contradictoria y prosaica, la vida cotidiana…

“Juventud, divino tesoro…” El país ideal todavía no lo hemos forjado, excepto en la imaginación de algunos escritores utópicos o trascendentalistas, pero en realidad la ideación de grandes utopias, cuando estas han sido buenas, ha tenido también su papel en la historia y en el progreso de la humanidad, puesto que al promover nuevos modelos y modos más amplios de pensar, han conducido a la mejora de las condiciones de vida, a la tolerancia y a la libertad, al propio concepto de los derechos humanos y a generar transformaciones sociales positivas. Y este es el ámbito en el que brillan, con luz interminable, desde Akenatón, el faraón monoteísta en el Antiguo Egipto, y Lao Tse en la vieja China, y el verdadero Zaratustra en Pérsia hasta el grande Tomás Moro con su “Utopia” y George Fox y William Penn com su espiritualismo cuáquero, y Henry David Thoreau y Emerson con su trascendentalismo humanista, y por supuesto Gandhi y sus verdaderos discìpulos, con su resplandenciente veracidad y sencilla.

Como hoy he empezado por el glorioso dorado, debo reconocer también que hay un vil dorado: el oro de la usura, el codiciado por los avarientos, ese dorado que enloqueció y produjo fiebres, muertes y espanto en las conquistadores de América, el dorado del cuento del Rey Midas, del oro que alucina y enloquece pero que no se puede comer…

Y también hay el falso dorado de las vanas glorias guerreras, de las águilas romanas y la esvástica nazi, de los grandes impérios que llevaron tantos sufrimientos y tanta destrucion a tantos pueblos, oro falso, oro para multitudes bobas que en realidad significa sangre, dolor y muerte…No, no, las así llamadas glorias guerreras no son doradas. Ninguna guerra es gloriosa. La guerra es negra y roja, negra de la maldad que anda suelta y roja de la sangre derramada…Y allí el único color que es noble y que bien puede cantarse es el de los héroes que se sacrificaron por salvar a sus pueblos, y la sangre de los mártires, que murieron por su Fe, por sus ideas y por las santas libertades…

Stendhal intituló “Rojo y Negro”a una de sus grandes novelas, para retratar las contradicciones sociales de la época postnapoleónica. Pero para nosotros esos colores no son los de la decimonónica burguesia sino los de la guerra… Para nosotros, como decía el Lao Tse, el sabio fundador del Taoísmo, “Cuando se ha asesinado a muchas personas debería reinar la tristeza: una victoria militar debería celebrarse como si fuera un entierro….”.

El falso dorado corresponde a los falsos dioses, a los ìdolos y vanos dioses del poder, la riqueza y el dinero…

Doradas han sido las coronas de los reyes, pero qué pocos reyes y gobernantes buenos ha habido…Muy pocos han sabido cumplir con el sabio precepto que nos da “El Principito” da a Antoine de Exupery: “Un buen rey es el que da òrdenes razonables…”

Pero, a decir verdad, según el investigador John Blofeld, el color de los emperadores en la China clásica no era el pomposo dorado sino el alegre amarillo. Sòlo que para nosotros el amarillo no es el color propio de ciertos emperadores medievales, sino el verdadero y simple amarillo de las florecillas silvestres y de las alegres mañanas en las que el sol bruñe la yerba y los campos…. Como decíamos ayer, al anotar nuestra preferencias personales:

Me gusta el color amarillo, color de sol y de miel y de alegría
Y el azul de mar abierto y el de cielo despejado…

Ese azul claro y límpido, cantado en los cuadros de Monet y cuyo nombre usó Rubén Darío para uno de sus más importantes libros…Azul purísimo, azul del día alegre que se abre a los campos y a las urbes no contaminadas, azul de la Naturaleza renovada, que esta es la característicia principal de la Naturaleza y, si se quiere, del hombre: la renovación. Renovarse, renovación: hacer uma catársis y traer novedad a la vida, abrir puertas y ventanas, traer a nuestra existencia todo aquello que existe de bueno, de humano,de cordial y generoso, de positivo y libre…. Henry Thoreau, el sabio de Concord que se marchó a vivir en un bosque, decía que cada mañana es una invitación para hacer una vida mejor y más sencilla. Y anotaba uma sentencia del sábio chino Tchiang Thang: “Renuévate por completo cada dia y hazlo una vez y otra vez, y así por siempre..”. “Hay mañanas, dice el mismo Thoreau, cuando el mundo parece comenzar de nuevo.. Es la hora del poeta..” Quizá a lo lejos resuena la campana de una humilde iglesia. Las neblinas se van esfumando, un sol todavía tibio tiende sus rayos sobre la yerba niña y verde…Y salimos a caminar- pues nuestro sino es el del caminante..Esta es la hora bendita de andar y de creer y de orar y renovarse. El manto mismo azul celeste de la Virgen parece que se ha extendido sobre los cielos y ella nos acompaña mientras nosotros, simples poetas o humanos soñadores, deambulamos caprichosamente, porque un paseo, ya lo dijo alguien, no tiene otro propósito que el de dar un paseo…

Mi padre, Eduardo Mora Moreno, que amaba tanto la campiña lojana, describió así esa hora bendita del dia que comienza:

Todas las mañanas la zhulla ( el rocío ) mañanero le lava la camisa al campo. Cada hoja es un estuche. Sobre el prado brillan infinidad de aristas argentadas como si en el mortero de la noche hubieren triturados las estrellas. (…) Las gotas, sobre la yerba, ríen con los ojos niños de las esmeraldas…

No, el día, para nosotros, no debe comenzar con espantosos noticiarios, ni con los gritos de la gente impaciente y estresada, que principia otro capítulo de apresuramientos, correrias y regateos mezquinos. No. La temprana mañana es la hora del poeta, es la hora del místico, es la hora del caminante, es la hora del hombre libre, libre de reglas, libre de dogmas, libre de afanes pequeños, que simplemente pasea… Y bien podemos imaginarnos a un pensador, digamos a Henri Bergson o a Montalvo, o a Montaigne, o a Don Miguel de Unamuno, deambulando por esos caminos y calles de Dios, en la mañana traslúcida y celeste, pensando libres, serenos, felices, sin prisas, sin presiones, quizá con un buen libro em la mano y con una intraducible canción en el pecho…. O bien podemos pensar en un “pequeño filósofo”, como se llamaba a si mismo Azorín, que columbra la azulada lejanía y los amistosos perfiles de la pequeña ciudad que despierta en medio de una milagrosa transparencia… Como decía el mismo Thoreau,”Estar despierto es estar vivo”.

Un nuevo dia es una renovación, otra oportunidad que Dios nos da, un nuevo ciclo que vivir en el peregrinaje que es la vida. Y lo podemos vivir como si fuera otro pedazo de lo mismo, otro porción de la monotonia o la repetición desesperante, que es de la que se habla en el libro aparentemente pesimista y decepcionado que es el Eclesiastes cuando dice: “Qué es lo que fue? Lo mismo que será; que es lo que há sido hecho? Lo mismo que se hará, y nada nuevo hay bajo al el sol…” Aburrimiento o pesimismo que también asoma en Gustavo Adolfo Bécquer cuando dice:

Hoy como hay,
mañana igual que hoy,
Y siempre igual
un horizonte gris,
un cielo azul
y andar y andar…

Pero no, estas no son las notas con que nuestro espíritu se afina, mejor dicho, estas notas no son las que corresponden a nuestro corazón y a nuestro temperamento. Son notas desafinadas, erróneas, metálicas, gritos de la desorientación y la vida malgastada…A nosotros nos llaman las voces humanísimas del optimismo. Benjamin Carrión, el admirable hombre que habitó en esta casa, decía siempre que él preferia ser optimista. El mundo, el país, la humanidad, necesitan de una renovación moral y espiritual y de una nueva educaciòn y ese optimismo enrumbado es inmensamente importante para el desarrollo humano y social, y ese optimismo y ese orden de sabidurìa, armonioso y claro, es el que nos hace falta aquí, en nuestras tierras, en nuestra patria.

Somos, seamos, al comenzar el dia, libres, serenos, desreocupados, enteros, para que el dia se inédito como el vuelo de una ave… Y aqui cabe repetir ese maravilloso poema de Juan Ramón Jiménez :

Dios está azul. La flauta y el tambor
anuncian ya la luz de primavera.
Vivan las rosas, las rosas del amor
En el verdor con sol de la pradera!…
Vámonos al campo por romero,
Por romero y por amor…

Cuentan que San Vicente de Paul, cuando salía temprano a realizar sus caridades, solía decir: “ Hermoso dia de Dios para realizar el Bien…”. Y la humanidad, señores, ya sabe mucho de esto. La humanidad ya ha pasado por innumerables tragedias, por muchos horrores, por inútiles guerras, por horrendos genocidios, por grandes calamidades sociales, por ridículas estupideces y desperdicios de tiempos, y por gigantescas crueldades…

La maquinaria del mal es monótona y repetitiva. Lo nuevo es la luz y las virtudes que interrumpen los círculos viciosos y los interrumpen para regar el Bien e iluminarnos…El día, el color, la vida, no han sido hechos para las mezquindadesy maldades. La vida ha sido hecha para la vida, y felizmente, me atrevo a apostar, que a la final la Vida triunfará.. Cuando uno mira las fotografias tomadas en la Alemania en ruínas de 1945 no hubiera podido pensar que después allí mismo apareceria un país próspero y ordenado, en el que se disfrutaría de derechos y de libertades, de cultura y de seguridad…La vida se agota, parece agotada en la destrucción que hacen los hombres y los cabecillas infames, pobres criaturas que destruyen lo mucho o poco que hemos platando o armado. Las huestes de Atila y otros destructores barrían con los sembríos,con los caseríos, com las obras de Arte. Pero la Vida, felizmente, no está completamente en nuestras manos, hay una sincronía natural y una Providencia en que creo, y la vida vuelve, retorna, renace, reaparece, como vuelven las olas, como la lluvia vuelve. Como decíamos antes:

Suelen las yerbas mostrar su alegria hasta en los muros vencidos y las ruínas. En los corrales más sórdidos, entre basura y despojos, también asoma triunfante y sonriente, el amable rostro de la vida…

Muere un hombre, ilustre o no, con nada o mucho que mostrar de su vida, vida vacía o rica, que eso es de cada uno y de la sociedad también, pero nace también un niño, reaparece una flor, canta una ave, gorjea um río y hoy en día las flores se han vuelto a abrir en los parques de Hiroshima y Nagasaki, que la barbarie destruyó con la bomba atômica…Y con el nuevo día nosotros también,como en los ritos shintoista y amerindios y como en los elevados sacramentos cristianos, bien podemos lavarnos del pasado, renovarnos, bañarnos en la pureza de la oración y la inspiración, y salir a a hacer el bien, y no a repetir las vulgaridades prosaicas y errores del pasado…

Por eso para nosotros el horizonte de la existência tiene un color optimista: el color azul claro. Azul de oxígeno, de cielos limpios, de mares vivos, de nuestro planeta con vida, con vida riendo y corriendo y cantando, como una quinceañera…

Un himno de los indígenas sioux de Norteamérica empieza diciendo:

Que nuestro dia sea azul…

Y yo he tomado esta frase de ese hermoso himno piel roja para hablar de una de mis esperanzas:

Que nuestro dia sea azul,
que yo te encuentre
más allá de la angustia y la distancia
junto a los grandes bosques y los mares,
en el verdor soleado de los campos…
que retornes a mí, como el sol vuelve,
Como el tiempo y la luz
que nos dan ánimo,
Como el día regresa,
amigo,
siempre…

Puntualidad del dia, puntualidad del sol que regresa para alumbrar la atmósfera y producir el milagro de la fotosíntesis em los prados y hojas, puntualidad de Dios que vuelve. Las cristianas Escrituras anuncian repetitivamente que el Salvador retornará en breve, e igual esperanza está en otras religiones, en el Zoroastrismo o religión parsi, en el Budismo, aún en el Islamismo. “He aquí que yo vengo pronto y mi galardón conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra” dice el Apocalipsis, pero la hora, afirma Jesús, sólo la sabe el Padre de los Cielos. En vano los predicadores adventistas y milenaristas anunciaban las fechas en que tal regreso se produciría. No se produjo. Quedaron las sectas, pero no hubo ese regreso programado. Porque ese es un misterio: el del regreso de Cristo.Y en el absurdo duelo, tal vez mortal, entre los fundamentalista islámicos y los occidentales de valores cristianos se ignora o se ha olvidado que el profeta Mahoma dijo: “Cuando llegue el fin del mundo no habrá nadie más para purificar la religión que Jesús, el hijo de Maria”…

Pero volvamos al azul. Un día así es una renovación, o, para usar el título de una excelente novela de Virgil Gheorghiu, un nuevo dia es “ La segunda oportunidad”…

La vida quiere más vida,
La vida quiere cantar,
la plenitud, como el mar.
Quiere la azul libertad.

Y del azul pasamos al malva y al violeta y al morado, que mezclando el azul y el rojo en distintas proporciones, tienen significados distintos… El violeta en el Esoterismo se relaciona con la sanación. En la Literatura se lo vincula con la evocación, la melancolia y la nostalgia. Leopoldo Lugones escribía:

Largas brumas violetas
Flotan sobre el rio gris
Y a allá en las dársenas quietas
Sueñan oscura goletas
Con un lejano país…

El violeta y el gris aqui caracterízan rápidamente el ánimo y el escenario y el poeta pone en las goletas, proyecta en esas naves, su nostalgia, su melancolía, su deseo innombrado de algo..De algo tal vez desconocido, pero que le hace falta, que por ahora no alcanza…

Algo parecido miramos en ese sencillo y hermosísimo poema de Juan Ramón Jiménez:

Tristeza del dulce campo,
La tarde viene cayendo.
De la praderas lejanas
Llega un suave olor a heno.
Sobre la colina el cielo
Es tristemente violeta.
Canta um risueñor despierto…

En este apunte bucólico, el poeta, el risueñor despierto, habla de los suaves matices del crepúsculo campesino, pero la impresión sentimental de melancolia está dada por el cielo violeta…

De esos tonos nostálgicos, melancólicos, al rojo, no hay una transición sino un salto. El rojo es un color muy fuerte, vital, violento.El rojo se identifica com la energia, con la vitalidad, con la sangre, con la lava volcànica, con las rebeliones a veces tan desequilibradas y a veces tan necesarias, en fin, con las pasiones polìticas, sociales y amorosas… La enseña de los Luises, de los reyes franceses era azul y blanco .Como se canta en La Marsellesa, la Revolución de 1789 tiñó de rojo esa bandera y así fue el rojo agresivo, que usaron también en el pasado las temibles legiones romanas,el rojo de la sobernía mitológica de Rousseau y de Robespierre y del Comité de Salud Pública… Desde entonces, muchas revoluciones tuvieron al rojo por bandera: la comuna de Paris, la Revolución Rusa de 1917, la Revolución de Mao en China, los crìmenes del Khmer Rouge…Pero ese color fuerte, no lo olvidemos, tambièn estuvo en la fatìdica bandera del Nazismo, que se irguiò sobre los campos de concentraciòn, enseña roja marcada con la cruz gamada, con la cruz hindù tergiversada a la que se le hizo girar en sentido negativo, como si fuera, en verdad, obra del Diablo…

La Naturaleza, tan sabia, no siempre prodiga el rojo, sino que lo utiliza para romper la monotonia y poner la nota alegre en el paisaje: en las expansiones de la energía còsmica suele dispersarlo y mudarlo y expandirlo y transformarlo en otros tonos que exornan los astros y galaxias.En nuestro mundo terráqueo, la Naturaleza utiliza el rojo del geráneo y de las rosas como una espécie de travesuras, que pone una pincelada de dicha en los jardines y los prados. Y he visto en la hermosa España, en medio de los dorados trigales, la roja amapola silvestre, como un trazo de dicha inesperada… Una menciòn que hace muchos años Juan Ramòn Jimènez guardò en una canciocilla popular…

El mismo encanto del rojo lo podemos hallar en los cuadros de Joaquín Sorolla y los célebres retratos de Julio Romero Torres . Un clavel en el pelo de la joven andaluza, el pequeno traje del niño que juega la playa luminosa…La misma travesura que hemos encontrado, en un estilo completamente diverso, en los cuadros infantiles, sorprendentes, casi siempre alegres, de Joan Miró…

En la historia humana, a veces las sociedades desecadenan el rojo de los cambios violentos, o el de la guerra, pero luego el agua vuelve a un curso medio, como en la sabidurìa taoista, el río de la historia se remansa y entonces lo que se precisan son las reformas sensatas,claras, simples, firmes y oportunas.Para implantar el Código Civil y la organización administrativa, Napoleón tuvo primero que acabar con el terror de la Francia enloquecida… El verdadero progreso de la Humanidad se ha conseguido con educación, con trabajo, con persistencia y con sabiduría…

Y del rojo atenuado por el blanco llegamos a los distintos tonos del rosado. Se dice que este color más pasivo es el color de las niñas, de los mitos amorosos y de los amores juveniles. A mi no me parece así. Este es un convencionalismo como otros. Em Occidente el negro ha servido para expresar el duelo. En Oriente era el blanco, pero los primeros cristianos iban a los entierros de blanco, porque creían que quienes los dejaban con la muerte iban en verdad al Cielo…

En realidad el amor, creo yo, es multicolor porque representa muchas cosas: la sorpresa del descubrimiento y el hallazgo, la ilusión, la química personal, la intensidad, la perdida, la pasión desmesurada, la evocación sin medida, el compañerismo, el apoyo, la nostalgia, le reconciliación, la perennidad del verdadero afecto…Y si la transparencia es también un color, bien podemos decir que el verdadero amor es transparente porque el amor ideal, cuando lo rozamos o encontramos, en verdad no es dorado, ni azul ni rosa, o es más que todos ellos, porque es inexpresable, mágico, santo e inefable, evanescente…Como bien anotaba el poeta Damaso Alonso:

… Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu. Traía
Una ligera inclinación de nave
Y una luz matinal de claro dia.
No era de ritmo. No era de armonía
Ni de color. El corazón lo sabe,
Pero decir como era no podría
Porque no es forma ni en la forma cabe…

Ahora bien, si unimos el rojo del afecto no al blanco sino al gualdo de la dicha, llegamos al color azafrán, al color anaranjado de las túnicas de los monjes budistas e y de algunas hinduistas. Y en un un texto budista leemos que este color significa el sendero moderado, la via media de la compasión y la humildad. San Francisco y los franciscanos, en cambio, quisieron vivenciar mejor su despredimiento y humildad con las túnicas pardas y marrones que nos recuerdan a la simple y tan generosa “hermana Tierra”….

En la vida cotidiana, las gamas de los colores parece que se expandieran desde el blanco hasta el negro, los extremos. En la teoría cromática el blanco es la suma de todos los colores y el negro es su ausência: la ausencia de oxigeno, de atmósfera, de aire, el vacío del espacio sideral, el vacío de las depresiones y de los suicídios. El agujero negro que se traga la materia, pero tal vez es la puerta hacia otros mundos, a la infinidad de mundos de que hablaba Giordano Bruno…. Pero no, en nuestro vida práctica y humana, en la vida histórica y en la historia natural pienso yo que el antónimo del negro no es el blanco sino el verde de la vida, el glorioso verde de las praderas ubérrimas, de los perfectos paisajes suizos y austriacos, de los bosques inmensos y solemnes de Finlandia, retratados en un inmarcesible himno por Sibelius…..Verde de yerba, de fruto, de árbol nuevo. Verde de mar com vida, con algas, con futuro. Y verde de tierras fértiles, de países alegres y productivos…

Ya Nicolas Guillén describió a Cuba como

Un largo lagarto verde
Con ojos de piedra y água…

Y no podemos dejar de citar la preciosa muletilla poética de García Lorca:

Verde que te quiero verde,
Verde viento y verdes ramas,
El barco sobre la mar
Y el caballo en la montaña…

El verdor tranquiliza, serena y alegra. El verdor es sanador, y un paseo por un bosque o por el campo, o el cuidar de una huerta o un pequeño jardìn, son alegrìas del alma que se vuelve a la calma y que se reencuentra con la estètica, con la paz y con el sentido comùn….Màs allà de todo el cemento y todas las carreteras y todos los automóviles, y todo el mundo artificial que se há generado para apresurarnos y estresarnos e ir màs ràpido, a veces a ninguna parte importante…

Pero también, se da el verde que extrañamos, el verde de la ausencia, el verde que ya solo es memoria, el de la fecundidad que ya no existe, el verdor de los campos que la ignorância y la codicia humanas arrasaron y pavimentaron o convirtieron en desiertos y tierras erosionadas…Como escribíamos un día:

El torpe muro, el
inhumano hierro
cubren la tierra inmaterial y buena
donde cantaban antes los jilgueros
y el río hablaba sus murmullos lentos…

En Gales, Richard Llewellyn escribó una hermosa novela para narrar la tragédia de la gente que perdió su verde país en manos de los explotadores de las minas de carbón, que dejaron toneladas de hollín y desperdícios y contaminación ambiental. Su título lo dice todo: “Cuán Verde era mi Valle”.

Acaso no estamos viviendo ahora los terribles efectos de los cambios climáticos producidos por la eliminación de los bosques, por la sobreexplotación de los campos?. Acaso muchas de esas colinas y valles del Ásia Menor y el Oriente Medio no fueron um dia bosques ubérrimos que civilizaciones guerreras, depredadoras, temibles, como los asirios, fueron aniquilando, tronchando, hasta que se hizo el desierto? E igual sucedió en las partes altas del gran Valle del Indo . En la Bíblia, en el libro del profeta Zacarias, hallamos el patético clamor cuando este hombre santo clama por los bosques arrasados para hacer los caprichos de los reyes ímpíos:” Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados. Aullad encinas de Basán, porque el bosque espeso es derribado…”( Zac. 11:2).Y fíjense, la misma crónica bíblica registra que , para construir el templo de Jerusalén, – supongo que el cronista exagera- Salomón designó a ochenta mil hombres para que cortasen cedros del Líbano destinados a edificarlo ( 2 Crónicas 2:2-3). Tal vez, como después ensenó Jesús, no se trataba de hacer un edificio monumental, triunfalista, sino de construir el verdadero templo de Dios, que es el propio ser humano, el propio hombre, su pueblo…Pensando en el templo de Jerusalén, situado en um lugar tan disputado, yo me pregunto: acaso era necesario ese templo triunfalista?. No era mejor rezar en los bosques, ante el verde inmaculado de los campos, en la alegre soledad del Valle único…? El místico cristiano ortodoxo Juan de Petchenga dice: “ Bienaventurado aquel a quien el Señor llama a vivir y a orar en los bosques…”.Por algo Jesús decía que ya llegará la hora en que no se adorará a Dios en Jerusalén o en el monte sacro de los samaritanos sino espíritu y verdad…Y me acuerdo ahora que el gran místico y poeta bengali Rabindranath Tagore decía: “Corazón mío calla, que estos grandes bosques solemnes son oraciones…”

Y nosotros aqui, en el Ecuador, en la América Latina, tenemos esa conciencia, tiene el pueblo, ese respeto hacia el bosque y ese concepto de la sacralidad de la Vida? Sin ese valor, sin ese concepto de respeto a la vida, al agua y al aire, como diria Zaratustra, la supervivencia de la vida humana se halla en grave peligro. A Julio César y otros romanos que escribieron sobre los celtas les admiró que sus sacerdotes, los druidas, tuvieran a los bosques por lugares sagrados y que en ellos realizaran sus ritos, en vez de derribarlos…

Y llegamos al blanco . La luz blanca se descompone en el arcoriris: exhibe todas sus bellas posibilidades, la infinita gama de los vivos colores. Según la Cromática el blanco contiene a todos los colores. Y por eso, lo sabemos todos, el blanco ha significado y significa la integridad, la santidad, la pureza. El Ser completo. En el Apocalipsis veinticuatro anciano vestidos de blanco, que supongo son los profetas y apostoles, adoran al Mesías, al Cordero, que también luce de blanco…Y blanca es la hostia consagrada, que recuerda y es presencia del Mesías muerto en la cruz. Como decía el muy quijotesco Don Miguel de Unamuno en “El Cristo de Velásquez”:

Blanco tu cuerpo está como el espejo
Del padre de la luz, del sol vivifico;
Blanco tu cuerpo, al modo de la luna
Que, muerta, ronda em torno de su madre,
nuesta cansada vagabunda Tierra;
Blanco tu cuerpo está como la hostia
del cielo de la noche soberana,
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra
De nazareno…
(…) triunfador de la muerte, que a la vida
Por Ti quedo encumbrada (…)
Mientras la tierra sueña solitária,
vela la luna; vela el Hombre
vela el hombre sin sangre, el Hombre blanco
como la luna de la noche negra;
vela el hombre que dio toda su sangre
porque las gentes sepan que son hombres…

Qué notable contraste logra aqui el poeta, y agudo pensador, entre la noche negra y el blanco de la luna y el Jesús desangrado…Es el contraste que nos ilumina y esplende esa obra de Velásquez…

El blanco es la suma de todos los colores, el blanco es la plenitud.Blanca era la túnica de Jesús, y dicen que era de una sola pieza… Un hombre cabal, un hombre libre, es en verdad un hombre entero, bien integrado, pleno. No un robot, no un desequilibrado, no un servidor de ídolos y mitos. Es también el significado de toda la plenitud de las criaturas. Por eso el caballo de la paz, en el Apocalipsis, es blanco. Porque la paz es esa plenitud de las naciones y la felicidad de los hombres buenos y generosos…

En el blanco se reúne toda la gama cromática, todo la variedad de la vida. Y, décimos entonces, una vida sabia, una sociedad equilibrada, son una reunión y un equilíbrio de todos los elementos – alma, espíritu, cuerpo y aura- y de todos los bienes de la Vida y virtudes…Tal vez por eso Gandhi se vestía de blanco e igual lo hacían los sacerdotes druidas y lo hacen muchos jainas…

Y blanco es el color del papel, de este invento que sucedió al papiro para la confección del libro. El libro siempre ha sido um instrumento de la civilización y de la libertad, un elemento esencial para la libertad humana. En la China, el emperador Chi Huan Ti dio orden de quemar todos los libros, todo el pasado, y, en su megalomania, queria así empezar todo de nuevo en su enorme su império amurrallado, y tanto la Inquisición como los nazis hicieron quemas de libros, hogueras de libros heréticos o judaicos. Pero el libro siempre salió triunfante, libre, suelto, ajeno al sistema, instrumento de libertad, de reflexión, de vida personal y meditación personalísima. Libertario. El Tão Te King y el I Ching y los textos de Confucio sobrevivieron a las fogatas del emperador de la China y a la Revolución Cultural de Mao, y el libro triunfó sobre las hogueras de la Inquisción, y no sólo dio lugar al Renacimiento y las Reformas religiosas, sino también a la Ilustración y la vida de la Europa moderna. En vano la Unión Soviética proscribió al “Doctor Zhivago”. Bueno es que sepamos que las tiranías pasan y no duran y el viento sopla sus restos, pero quedan los libros y queda la escritura y la palabra. Es el libro. Por eso en la novela Farenheit 471 Ray Bradsbury propone al libro como un instrumento subversivo, límpido, verdaderamentre revolucionario. Después nadie sabrá los nombres de los polítiqueros de turno, salvo quizá el de tiranos que llegaron a grados apocalípticos, pero la gente todavia amará al libro, su libro, esa computadora que no se daña y que no sirve para vigilarnos. Y la humanidad sabrá de Lope y Cervantes y de Shakespeare y de Rubén Darío y de Victor Hugo. No sabemos bajo qué Rey o tirano pensaron y escribieron Pitágoras y Epicuro, pero sabemos sobre Epicuro y Pitágoras…

El gran novelista ruso Fedor Dostoyevski, con su gigantesco talento y su enorme sensibilidad, recogió en su obras todo el sufrimiento, el dolor y la injusticia de la vida y de las sociedades, en una serie de novelas que no pueden ser olvidadas. Pero en medio de ellas quiso hacer un pequeño libro con la ternura, la poesía y la tristeza del amor límpido, y asì se dieron sus “Noches Blancas”… Muchas cosas buenas como los lirios, como las nubes, como las garzas, como las olas que danzan, son blancas… Y sin embargo, como anota Jorge Luis Borges, también hay un blanco diferente: no sòlo el triste blanco de la estepa interminable, de los hielos, de los icebergs peligrosos y mortales, sino tambièn ese blanco gigantesco con que Herman Melville describió a “Moby Dick”, la ballena monstruosa, criminal. Se trata aquí de otra blancura, de otro símbolo: la de algo abominable. Esa enorme ballena encarna el Mal y el daño y la destrucciòn, y es la obsesión del capitán Ajab, es una representación del Maligno que hay que combatir sin tregua hasta aniquilarlo. Se trata de un blanco sucio y sin encanto, de uma blancura monstruosa…Se trata de uma blanco que lleva a la amputación de la vida y la muerte final, de un blanco sin sentido, destructor, totalitario, que aniquila a los seres pequeños, que aniquila las libertades individuales, que atenta contra la vida misma del hombre, y contra la variedad y riqueza de la vida. Es el Leviatán de Hobbes. Es el Estado de Hegel y de Goebbles, de Mussolini y de Hitler, de Stalin y de Mao.Y ese es uno de los monstruos contra los que tienen que luchar el escritor, el pensador y el reformador porque lo que tiene que triunfar es la libertad, el bien y la verdad y la belleza.

Muchas gracias.

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