
máscaras ciegas danzan mientras todo lo que toco muere en silencio
(risas idiotas y jadeos in crescendo
soledad de violoncello en el otro
extremo de la sala)
un grito alimenta los gritos sucesivos cuando cada nueva vez la boca
emite el eco de otras piedras
el ser interroga al fondo de dos pozos por la verde tintura otrora de
las voces
hace tiempo tan vaciados los ojos no responden
el signo de la nada se oculta en el reflejo de las cosas
(las máscaras baldías nos hacen la venia
en cada otro…
nosotros respondemos de manera torpe y
lenta…
en silencio yo toco todo lo que muere)
escarbar en el futuro
buscar los signos del recuerdo
quedar con la sola sequedad entre el cascajo de la carne
sucio de la tierra recogida llega a tiempo
la que ya no olvidará los parlamentos compartidos abandona el ser en
las esquinas
gira hacia la nada y corre corre corre enloquecida del dolor latente de
las noches
(maría josé)
desciende alada la avenida
cadáveres antiguos de otros nombres
enlodan su camino hacia los sueños
torpe de abortos en el alma
él regresa a su vacío de pasado
Fuente: Poesía ecuatoriana (antología esencial), prólogo y selección de Sara Vanégas Coveña, Cuenca, Universidad del Azuay, 2019.