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«El bandolerismo de Cárdenas Espinosa y la deuda impagable de Loja», por don Fausto Aguirre

Eliécer Cárdenas es buen lector, no porque nos hayan dicho, lo hemos constatado. Se trata de un intelectual de alta formación humanista...

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Foto: Diario La Hora

Actualmente, la superficie del planeta aparece cubierta por una red de mallas de irregular densidad y de fabricación exclusivamente humana.
Por esta red circula la sangre de la vida social. Transportes de personas, de mercancías, de productos; múltiples transacciones, órdenes de venta, informaciones que se cruzan, intercambios más estrictamente intelectuales o afectivos… Este flujo incesante aturde a la humanidad, de la que se apoderan los espasmos agónicos de su propia actividad.
Michel Houellebecq (2006). H. P. Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida.
Madrid-España. Editorial Siruela. p. 35.

Eliécer Cárdenas Espinosa (Cañar: 1950-12-10 / Cuenca: 2021-08-26).

¿Qué se espera de un lector? Muchísimo… En primera instancia nos transmite una emoción grande. El ser humano que lee se informa de muchos contenidos de periódicos, folletos, revistas, separatas, libros. Si sabe elegir los libros, de seguro que entra a la literatura: poesía, narrativa corta y larga; se emociona ante sus contenidos y dice “yo también puedo escribir eso”. Se inicia en las tareas de imitación, re-creación, creación, etc., y trabaja constantemente para ver si le gusta o no le satisface. Como para el amor no hay edad, qué pretendiente no ha borroneado sus versos para entregar a un destinatario.

Eliécer Cárdenas se inicia muy temprano en la lectura, lee todo, pero prefiere hacerlo de la llamada literatura infantil, de la lírica, de políticas sociales, socioculturales y socioeconómicas y va adquiriendo los contenidos primarios de los que brotarán sus próximas creaciones. Lee con mucha atención contenidos de política social y educativa, instrumentos que le exigen buscar permanentemente la justicia y la libertad. No en vano se convierte en un ser eminentemente crítico, por lo que condena una educación conformista y de rutina. Recibe una educación confesional, aunque los estudios superiores los hace en universidades laicas y fiscales. Estudió Jurisprudencia, Derecho, Ciencias sociales, políticas y económicas, no tanto para ejercer la profesión de abogado, sino tanto para vincular la Ley y Justicia con las causas nobles de los pueblos que siempre son conculcados.

Eliécer Cárdenas es buen lector, no porque nos hayan dicho, lo hemos constatado. Se trata de un intelectual de alta formación humanista, estuvo informado de variados contenidos de ciencia, antropología, sociología, economía, política, arte, religión, filosofía, ideologías.

Amén de su sensibilidad de escritor, comenzó a escribir muy temprano. Son apenas dos décadas de existencia que lo llevaron a presentar sus relatos como primera manifestación literaria. Estamos ante Hoy, al general… Es la obra primigenia y de hace muchos años. En esta se integran los siguientes relatos: “Hoy, al general…” -título que da el nombre al libro-, “Honor familiar” y “Las limosnas”. Este primer libro fue escrito en 1970 y publicado el siguiente año. Sin embargo, aquí tenemos delineados ya los grandes temas que los va a desarrollar. Están delineados ya estilos, género literario, personalidad madura, competente, lleno de fuerzas y claras orientaciones de sus caminos por donde va a transitar luego. Se dan como entradas la caracterizaciones psicológicas, sociales, políticas de sus personajes, debiéndose observar que a la altura del escritor profesional, no toma la obra como un objeto ni aparato de propaganda del proselitismo político.

Empero, los temas del proselitismo político no le son ajenos, por el contrario sabe cómo enfocarlos y enfrentarlos. Por ejemplo, como veremos en el caso de Polvo y ceniza y las otras novelas de este orden, los temas de la política sabe y conoce cómo los presenta.

Con toda la propiedad del caso, en tanto estamos de cara a un escritor profesional, es a él que le cabe perfectamente la categoría sémica de prolífico creador literario. Desde este punto de vista Cárdenas Espinosa pasea y recrea muchos géneros literarios: crónica, reportaje, ensayo, relato, teatro, cuento, ensayo, novela, historia, relato infantil y juvenil, análisis y crítica literaria, poesía, etc.

Todo ello lo hace con maestría, dominio del tema, solvencia, escribe con claridad porque sabe y conoce el uso pulcro de la lengua, por lo que su estilo sobrio, ágil le permiten desarrollar los anzuelos necesarios para atraer la atención de sus lectores. He aquí algunas de sus obras literarias:

Juego de Mártires, (1976)
Háblanos Bolívar, (1980)
Humanas certezas, (1985)
Diario de un idólatra, (1990)
Que te perdone el viento, (1993)
Una silla para Dios, (1997)
Raffles, manos de seda, (2008)
El enigma de la foto perdida, (2013)
Las antiguas mañanas, (2015)
Un fantasma en la oficina, (2015)
Cabalgata nocturna, (2016)
La canción de los números, Siglo X
Siempre se mira al cielo, (1995)
La incompleta hermosura, (1996)
El ejército
La ranita que le cantaba a la luna, (1998)
Honor familiar, (1971)
Relatos del día libre, (2004)
Morir en Vilcabamba, (1993)

A sus 71 años de edad muere un hito, élite, héroe, mito, un Robin Hood de la literatura. Es el hombre que estudió en instancias educativas privadas, confesionales, particulares, pero también lo hizo en instancias laicas y fiscales, como nunca fue conformista enjuició permanentemente las estructuras de los sistemas educativos, aplicó en sus análisis su condición de hombre libre que, de ordinario defendió y lucho por las causas de los pueblos. Combatió las dictaduras y las políticas falsas de los desgobiernos.

Como hemos dicho ya estudió Derecho, Jurisprudencia, Ciencias sociales, políticas y económicas no para ejercer las ocupaciones del Abogado, sino para comulgar con la Ley y Justicia que nunca llegan a sus destinatarios, esta es la razón suficiente para ver en su literatura dichos temas.

Dada la preparación humanística de nuestro autor él ha asistido a diferentes centros culturales del país, por Oriente medio, Europa para intervenir con conferencias, debates, discusiones sobre la literatura. En su vida tuvo muchos reconocimientos de diferentes partes gubernamentales y no gubernamentales, sus obras han recibido más de un reconocimiento y premios por la trascendencia de los contenidos. En calidad de Miembro Correspondiente, perteneció a la Real Academia Española de la Lengua, Capítulo Ecuador, naturalmente por el grandioso aporte que ha dado a la literatura nacional e hispanoamericana. Su obra, por ejemplo, Polvo y ceniza, ha sido de lectura obligatoria dentro de los planes y programas de estudio de nuestra formación escolar.

En 2018, en una edición única se recogen sus tres novelas: Polvo y ceniza, El árbol de los quemados y El héroe del brazo inerte. Son las novelas que desarrollan el tema del bandolerismo, las tres traen como elementos protagónicos a personajes lojanos y su desarrollo está dado en la circunstancia geofísica de Loja. Este libro, en la fecha indicada, salió con el nombre de Trilogía bandolera.

Intencionalmente dejé aquí el tema para conversar de él en forma breve. El protagonista en Polvo y ceniza es Naún Briones, léase entonces el Robin Hood lojano. El tema en sí tiene elementos favorables. El proceso que se le siguió a Massiá y los documentos reposan en el Archivo histórico del Banco Central del Ecuador en Guayaquil, por lo que su perdedor, el Arzobispo de Loja tuvo que huir y trasladarse a Lima, la Iglesia perdió parte de su libertad, los frailes, curas y monjes se desataron de las dictaduras de la Iglesia católica, Belisario Moreno, autor de Naya o la Chapetona, con su libertad, pudo continuar en los trabajos de las tareas culturales, se combatió fuertemente la injerencia de la Iglesia en las políticas gubernamentales, dependiendo del ojo con el que se lo mire el tema de la presencia del bandolero es bien vista, especialmente por los pobres, porque Naún Briones atacaba el capitalismo, la burguesía terrateniente y dueña de los caudales económicos de los cuales no disfrutaba el pueblo llano, se combatía el latifundismo, el feudalismo, los abusos de poder, en tanto que la burguesía, los hacendados, los nobletones, afectados en sí, no aceptaban estas políticas sociales.

El bandolerismo nuevo, viejo o extraño está en las realidades planetarias. Fuese importado, recibido como influencia de los procesos de colonización es tan viejo en Europa, Oriente medio y próximo, como en las Américas. Es una verdad que él se desarrolla como odio, robo, arreglo de cuentas, enriquecimiento ilícito, corrupción, subversión, etc., y así lo describen los escritores. Aquí está el caso de Polvo y ceniza en donde el protagonista roba a los ricos para asistir a los pobres, marginados, carentes del poder y no, necesariamente para lucrar como lo hará otro renglón de bandoleros, como los mismos con quienes se enfrenta Naún Briones. A él le sirve la voluntad y el deseo de servir a los marginados, tener un arma, saber disparar, acertar al blanco y una heroicidad de hacer todo lo que se pueda.

Con la finalidad de concretar el enfoque, del bandolerismo desde sus inicios e incidencia en las realidades, hasta literaria, conviene anotar que entre las causas que dieron lugar a la importancia que el bandolerismo tuvo en el mundo, especialmente en los siglos XVIII y XIX, naturalmente que se ha extendido hasta nuestros días, destacaron las necesidades económicas, la falta de autoridad, la existencia de zonas despobladas y de lugares adecuados para servir de refugio a los malhechores, etc.

En los caminos oficiales que salían de diferentes centros urbanos y rurales se cometían frecuentemente robos a los viajeros que transitaban por ellos, principalmente a los trajinantes que volvían a sus pueblos después de haber vendido sus mercancías en la capital o centro comercial, el gran mercado al que acudían los comerciantes de todos los lugares de algún centro. Piénsese, por ejemplo, en la historia de “El Guaraguau” de Joaquín Gallegos Lara que está en Los que se van (Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert, Demetrio Aguilera Malta), escritores que se pertenecen al Grupo de Guayaquil. Esta forma literaria es un dato concreto del bandolerismo. Asimismo, dicho de modo general, recuérdese la novela de José de la Cuadra, Los Sangurimas. El tema no reciente, tiene una vida larga. Piénsese en Batracomiomaquia de Homero, qué ocurre con las trampas y peleas que van allí. Cuáles son los grandes problemas que analiza Cervantes en El Quijote…, no nos resultan ajenos. Qué hace James Joyce en su Ulises. Qué hace Juan Rulfo en su Pedro Páramo, qué calificativo se merecen los Páramos. Qué puntualiza Gerardo Gallegos en Erranzas y, sobre todo en Eladio Segura. Son pocos los ejemplos que nos ayudan a cifrar el bandolerismo como tema tratado en la literatura. Varias dehesas y otros puntos de abundante vegetación servían en las provincias de la patria ecuatoriana de guarida para los dueños de lo ajeno. Los canchales y gargantas de la Sierra, Costa y Oriente, han sido magníficos lugares para ocultarse temporalmente tras cometer sus fechorías y delitos para guardar los botines obtenidos. Algunos topónimos nos recuerdan dónde estuvieron esos refugios: Eliécer Cárdenas en su novela Polvo y ceniza, anota muy discretamente esos lugares y líderes que comandaban dichos saqueos, ubicándoles como lo fragoso del terreno y por el abrigo que en sus espesuras hallan los malhechores.

En la actualidad no hay ciudad ecuatoriana que se la pueda situar como excepción, todas representan peligros graves. Amén de que hoy no roban ni atacan por necesidades económicas, no buscan los escondites, todo lo hacen públicamente, “a vista y paciencia” de las autoridades policiales y como hoy el Derecho penal prevé el respeto de los derechos humanos, antes es restringido de su libertad el propietario de los bienes que el ladrón, porque el propietario de los bienes cometió el delito de defenderse de los abusos de los malhechores.

A título de ejemplo, recuérdese la historia, de una parte muy pequeña de España. El camino real de Burgos estuvo lleno de ladrones que se refugiaban principalmente en la dehesa de Valgallego, en el camino de Torrelaguna a La Cabrera.

Especialmente peligroso por los continuos robos que se realizaban fue el puente de Viveros, muy utilizado por los viajeros que se dirigían a Alcalá de Henares y Guadalajara.

En los ámbitos de la política partidista, los seguidores de ese o aquel candidato esperaban y esperan que con el triunfo de su político, con el funcionamiento de un nuevo líder en el poder, auguraban “ahuyentar a los malhechores, vagos y malévolos”, pero no se consigue totalmente. Los atracos continúan hoy y nunca se podrá poner coto a ello.

Si el o los malhechores son sorprendidos, se los limita su libertad, no importan las penas capitales, porque ellos saben cómo burlar los cuidados, salir clandestinamente para continuar con su trabajo profesional.

La guerra de la Independencia influyó en el aumento del bandolerismo que se produjo en América a principios del siglo XIX. Hubo partidas de guerrilleros que además de luchar contra los franceses, se dedicaron a robar y extorsionar a los vecinos de las poblaciones que recorrían.

Una vez terminada la lucha contra los españoles, muchos de los guerreros que no fueron incorporados al ejército regular, decidieron hacerse salteadores de caminos pasando de ser patriotas a delincuentes. Por lo tanto la actividad de los guerrilleros se confundía frecuentemente con la de los bandidos. Benito Pérez Galdós ha escrito que solo un gramo más de moral servía para distinguir a unos de otros.

Recién terminada la guerra de la Independencia comenzó su actividad comenzaron las actividades de los exmilitares como bandoleros.

El crecido número de ladrones y malhechores que por desgracia inundan la realidad nacional de mi pensamiento, y de la actualidad, me obligan a tomar medidas extraordinarias y capaces de contener los excesos que diariamente se cometen por esta clase de gentes. Al menos mis decisiones fuera del poder que no lo tengo, me conduce a protestar y condenar permanentemente y en silencio.

Para velar por la seguridad en los caminos se crearon partidas y cuidados militares y policiales, empero nace la coparticipación de los frentes y la corrupción continúa, que estaban relacionadas entre sí, en los pueblos donde con mayor frecuencia se cometían robos, ataques, persecuciones, muertes, ahora lo hacen por demostrar la calidad de las armas que manejan. ¿A qué obedecen los secuestros, violaciones y muertes de las menores? Demos un pequeño paseo por las cárceles antes, ahora y qué seguirá sucediéndose más tarde. ¿Quiénes estuvieron reducidos de su libertad? Sujetos sin fórmulas de proceso. ¿Cuándo salían de las prisiones? La respuesta es nunca. ¿Qué ocurre y qué ocurría con los criminales y bandoleros? Ellos sí tenían recurrencia ante la Ley y salían libres para seguir en las universidades clandestinas en donde reciben maestrías de malhechores. ¿Qué ocurre hoy en las cárceles y prisiones? No se pueden controlar los ingresos de drogas, armas de toda clase. Después se camuflan con lamentos y tristezas por la desaparición y muerte de criminales o, también, de gente que residía en la cárcel por haber tomado un pan de alguna parte para engañar sus infinitas necesidades alimentarias. Llega el indulto concedido por aplicación de la Ley, del jefe de los gobiernos, o porque se han equivocado en la acusación, o porque el ser humano ha demostrado una cultura social y de honradez intachables.

Histórica y literariamente el 15 de noviembre de 1922 es un indicador significativo con Las cruces sobre el agua del novelista guayaquileño Joaquín Gallegos Lara que, ante todo se trata de un documento testimonial con la ubicación de datos históricos fidedignos. Esta relación literaria plantea la masacre de un pueblo con la presencia de José Luis Tamayo en el poder y el ejército que asesina a un pueblo inerme.

Para terminar esta entrega, cabe puntualizar el aporte literario de Eliécer Cárdenas con la ciudad y provincia de Loja. De esta provincia salen los personajes y temas protagónicos de Polvo y ceniza: andanzas de Naún Briones, personaje de leyenda que acosa a los ricos para salvar a los marginados. El árbol de los quemados: la vida y las dos muertes del bandido lojano Arnoldo Cueva, son tratadas con su azaroso entramado de una historia que tiene como su contraparte a la del doctor Plutarco Campos, enviado especial del gobierno de Carlos Arroyo del Río para negociar la retirada de las tropas peruanas en El Oro, luego de la guerra de 1941. El héroe del brazo inerte: narra la peripecia vital del “exterminador de bandoleros” y dique implacable del descontento social fronterizo, el mayor Deifilio Morocho apodado “el Manco”, desde sus orígenes campesinos y su duro ascenso en el escalafón militar, jalonado por guerras civiles y misiones punitivas, hasta terminar en un olvido del que lo rescata su hijo en diálogos que van evocando su azarosa vida con una implacable misión.

A esto debemos sumar una cuarta obra, ahora con una de teatro: Morir en Vilcabamba: en esta obra de teatro se desarrolla el turismo de gente extraña que llega a Vilcabamba. Llegan grandes personalidades del cine y la cultura, como es el caso de Mario Moreno, con quien, en definitiva, el autor con alto sentido del humor desarrolla una historia que causa mucho interés a toda la población lojana para testimoniar si es o no es realidad la presencia de Moreno en Vilcabamba.

No es grandilocuencia de ningún sesgo: es necesario que las instituciones culturales de Loja, escuelas, colegios, universidades, subsecretarías de educación, de cultura, Casa de la Cultura, instituciones administrativas, Alcaldía, Prefectura, Gobernación y otras se sumen y en un solo grito “a voz en cuello” digan por la muerte de Eliécer, “aquí estamos, presente”.

Loja / 2021-10-05

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