«¿El fin de un tiempo?», por don Fabián Corral B.

¿Este es el fin de una época? Se caen los imperios. El renacimiento solo será posible desde la revisión de casi todo, desde una crítica radical del Estado, de la ley y sus presunciones, de la política y sus tareas...

¿Es este el fin de un tiempo, agoniza una época?

El mundo se para, la economía entra en forzado receso, el Estado se ve acosado, impotente. Todos los sistemas están desbordados. Las ciudades están desoladas, el tumulto ha desaparecido y el silencio ha vuelto. Se apagan las fábricas, se vacían los almacenes. La gente, en su casa, pendiente de noticieros y mensajes. Trabajan algunos desde sus computadoras, mientras la mayoría vegeta entre la desocupación, el aburrimiento y la angustia.

La democracia está en crisis y a su sombra prospera el populismo. La ciencia sin ética conspira contra la humanidad. El Estado es un ogro sin respuestas. La familia carece de vigencia, se va disolviendo como espacio de encuentro y como referente social. La contaminación envenena la vida. Las ciudades devoran los campos y el espectáculo atenaza a la cultura.

En este trance, una sociedad fatigada se está mirado al espejo. Ha desaparecido el espectáculo, se ha escabullido la ficción, ha muerto la comedia. El espejo muestra la cara fea del mundo del consumo. Caducan los referentes en que anclaron su vida muchos adolescentes y familias. No hay viajes. No hay fiestas. Y mucha gente, sin oficio, aburrida, se ve forzada a mirar más allá de la ambición de cada día, y se enfrenta ahora, súbitamente, al drama de una vida distinta, austera, limitada.

Los códigos políticos: la demagogia, el electoralismo, parecen ahora temas lejanos, artificiosos. Por arte de magia, han desaparecido los dirigentes y los pocos que muestran las orejas parecen antigüedades, seres de otro tiempo, mentirosos evidentes. La realidad les ha quitado las máscaras.

Probablemente, volverá el tráfico, las industrias empezarán a despedir el eterno humo por sus chimeneas, se llenarán los supermercados, escucharemos otra vez las viejas cantaletas, pero quizá sea la última ilusión, la última oportunidad de la sociedad. Las consecuencias serán profundas, duraderas. Habrá, entonces, que pensar en muchas cosas, porque será el tiempo de la caducidad de los mitos del mundo moderno.

¿Este es el fin de una época? Se caen los imperios. El renacimiento solo será posible desde la revisión de casi todo, desde una crítica radical del Estado, de la ley y sus presunciones, de la política y sus tareas, de la economía, la ecología, las fronteras, la sociedad, la forma de relacionarse entre los individuos, el trabajo, el consumo, el papel de la tecnología, la ética de la ciencia, la responsabilidad ante un planeta fatigado, enfermo. Serán otros los retos y habrá que construir distintos referentes.

Habrá quienes crean que se puede, sin más, reanudar la fiesta, pasar la página y olvidarse del “mal rato”, pero me temo que semejante entusiasmo no será más que el gesto caprichoso del irresponsable. Es mejor asumir que estamos frente otro tiempo, y que hay que enfrentarlo con serenidad y claridad de ideas. ¿Será posible?

Fabián Corral Burbano de Lara.
Quito, 21 de marzo de 2020.

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