pie-749-blanco

«Enriquestuardo», por don Marco Antonio Rodríguez

Es un artista ecléctico. Reniega del decorativismo. Va en pos del arte y no de tendencia alguna. Su discurso fractura cánones, desmoviliza imposiciones y consigue una saga pictórica que muestra...

Artículos recientes

Foto: Diario La Hora

Por la memoria de Enriquestuardo Álvarez (Salcedo, 1964) ronda el arte de nuestros imagineros, quienes, a más de no abdicar de su cosmovisión ni de su religión (recuerden sus vírgenes emplumadas, sus soles devenidos en Dios Padre, sus papagayos volando junto a sus ángeles), eran reacios a firmar sus telas. El artista pensó en un sello para certificar su obra, lo hizo con un logogrifo (enigma que resulta al combinar letras) luego con cruces diminutas o líneas que remitían a los quipus; solo ahora firma atando sus dos nombres.

En lo conceptual también se parece a los imagineros: reniega del mestizaje, devela sus estigmas, agota sus aparencialidades, se regodea en sus fruslerías, espetándonos sus simulaciones. Luego de graduarse de arquitecto, trabajó en Cayambe y Otavalo, devastadas por el terremoto de 1987. Allí se impregnó de la cultura indígena: sus fiestas y ceremonias, su sabiduría milenaria, su sincretismo. Constató su desarraigo (no era indio pero tampoco era parte del mestizaje, ese género amorfo. Desnudó su soledad. Palpó su inermidad, el vértigo de saberse ajeno).

Enriquestuardo es un artista ecléctico. Reniega del decorativismo. Va en pos del arte y no de tendencia alguna. Su discurso fractura cánones, desmoviliza imposiciones y consigue una saga pictórica que muestra el otro rostro del mestizaje: miedo y abismo. Grandes formatos denotan nostalgia no por el muralismo, sino por los sitios urbano-marginales donde quiere seguir pintando criaturas de cemento que emergen por obra y gracia de sus obsesiones.

Enriquestuardo va más allá. Intenta atrapar el mundo banal en que vivimos. ‘La del 125’: una mulata y el collage preciso, incisivo: una coca-cola y unos muñecos donde brincan Mickey Mouse, el Tío Rico McPato y perros saltimbanquis. O ‘N Señora de las Iguanas’: una mujer con un racimo de iguanas en la cabeza más dos brochazos rojos, simulando la cruz vencida de un dios muerto.

El siglo que dejamos: desde los iluminados impresionistas hasta las provocativas vanguardias en cuyo territorio surgen los ismos más extravagantes. El artista no esquiva su exploración. Instalaciones, arte efímero, digitalismo: en todo deja su impronta. Su serie ‘Quilago’: rostros de nuestra historia y homenaje a la mujer: Manuela Sáenz, Dolores Cacuango, Tránsito Amaguaña, Nela Martínez… Enriquestuardo sigue creando y recreando sin tregua: ‘Mujeres libertarias’, ‘Santa Faz: nuevas divinidades’, ‘El Dorado’, ‘Ecos del Dorado’.

Coda: el artista aún vivía en San Roque. Yo preparaba el ensayo sobre su obra para mi libro ‘Palabra de pintores, Artistas de América’. Al salir de su casa —situada por el Penal García Moreno, merodeada por ebrios, malhechores, paseadoras, mendigos, mujeres y hombres de esta ciudad que dejó de ser nuestra—, evoqué que viví por esos barrios muchos años y que el tiempo había pasado; una soga de las que usa el artista para algunas de sus despiadadas y estupendas obras se anudó de a poco alrededor de mi cuello…

Este artículo apareció en el diario El Comercio.

0 0 votes
Article Rating
0
Would love your thoughts, please comment.x