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«Germania», por don Marco Antonio Rodríguez

Las piezas que Germania trabaja en andesita son emblemáticas. Sobre dos soportes se posa una bóveda ‘coronada’ por fina diadema (los peinados de las figurinas valdivias). En el centro del domo una piedra ovoidal suspendida en el vacío. Heliocentrismo.

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Foto: Museo Nacional del Ecuador

‘Solo yo acudo a veces,/ de mañana,/ a esta cita con piedras resbaladas,/ mojadas, cristalinas,/ cenicientas,/ y con las manos llenas/ de incendios apagados,/ de estructuras secretas,/ de almendras transparentes/ regreso a la familia/ a mis deberes”. Los deberes que se impuso Germania Paz y Miño (Quito, 1913-2002) se condesaron en su arte. Comunicación con la materia, su escultura se encuentra en la naturaleza hostil, la cual por sí sola muestra sus procesos y conceptos creativos, pero ella la maleabiliza hasta dejarla ideal, despojada de todo lo que no tenía que poseer para tornarse en creación.

Piedra, hierro, cobre, madera, cemento… los elementos que Paz y Miño utiliza para su oficio. Vínculo: abordaje y regocijo. La artista opera desde su presente hacia el tiempo pendiente, aquel que mira a través del catalejo de un náufrago la tierra salvadora. Premonición. Mirada que se macera en lo que esculpe. Espíritu insumido en la materia un tiempo vibrante, hasta salir, vencedora, con la obra creada. ¿Cuándo develó que la andesita, piedra volcánica, inasequible y elusiva, iba a convertirse en su material preferido? No obstante su asperidad, la andesita ama, no hiere, convoca, no intimida. En ella resuenan voces preciosas: metal y vidrio. La andesita deviene en el material más caro de Germania, con ella como núcleo accederá a magníficos logros.

En mis manos, una colección de fotografías de la artista entregada por su hijo Jaime Breilh, esclarecido científico. Hitos de su peregrinaje vital. “Cada ser humano tiene el rostro que merece”, reza un antiguo aforismo, el de Germania trasluce vida vehemente. Desprendimiento y nobleza. Transparencia. Carácter sobrio y pertinaz. Amor plural. Temeridad y denuedo.

Una pareja y una cabeza de Atahualpa fijan el inicio del itinerario creativo de Paz y Miño. “La fuente de la vida”, tituló a la pareja y su versión de “Atahualpa” es una de las más airosas de cuantas se han hecho. Luego de su paso por el realismo social, asumió la abstracción. Levedad y liviandad. En esta línea su arte emite una sucesión de descargas, claras y libres, rendidas a una severa voluntad de pureza.

Las piezas que Germania trabaja en andesita son emblemáticas. Sobre dos soportes se posa una bóveda ‘coronada’ por fina diadema (los peinados de las figurinas valdivias). En el centro del domo una piedra ovoidal suspendida en el vacío. Heliocentrismo. Un breve sol y nimios planetas en movimiento. ¿Plasmación del origen de la vida? ¿Del origen del origen que dijera Gaston Bachelard? Heredero es quien revela. La herencia, más que una sucesión, es una exigencia hermenéutica; es quien, gracias al fulgor de una interpretación, se apodera de un saber que es creación. El gran arte de Germania Paz y Miño. “Como lunas y como soles,/ con la certeza de las mareas,/ como las esperanzas brincando alto,/ así yo me levanto”.

Este artículo apareció en el diario El Comercio.

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