«Impossible dream», microcuento por Jorge Dávila Vázquez

Al despertar, siempre tienes la misma sensación: estabas en un sitio agradable, en buena compañía, sentado a la mesa; veías la comida, era toda del tipo que puedes comer, sin traicionar la dieta impuesta...

Al despertar, siempre tienes la misma sensación: estabas en un sitio agradable, en buena compañía, sentado a la mesa; veías la comida, era toda del tipo que puedes comer, sin traicionar la dieta impuesta por colesterol, ácido úrico, estómago, venas, triglicéridos, todo ese mundo desconocido que gira en el orbe reducido de tu viejo cuerpo… Una voz femenina dice, cordialmente: «Sírvanse», y justo cuando vas a probar el primer bocado, cae algo, quizás un tenedor, un cuchillo, una copa que se triza, y abres los ojos a la gris realidad mañanera. Evocas el bello sueño, que con ligeras variantes se repite, día a día, intentas volver a dormirte, para recuperarlo, para probar alguna delicia, pero es inútil…

—Hora de levantarse —suena cantarina la voz de la enfermera que te cuida.

Tomado de la revista Casapalabra, N.º 49.

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