La más buscada,
no tiene precio por inalcanzable;
no usa tacones altos
y anda en desequilibrio todo el tiempo.
De rostro amado
por tajos y cicatrices mal curados;
cuarteada de arriba abajo;
abusada en nuestra casa y en cada casa
donde la nombran miles de bocas extranjeras.
Zigzagueante,
perseguida por balas y misiles,
espiada en mares y en cielos del planeta;
deseada por todos,
menos por los rentistas de la muerte.
Dúctil y dulce fruta,
refrescante y huidiza,
ansiada por los ojos y las manos.
Apenas nació fue violentada,
caricia rota con un manotazo;
inofensiva siempre ofendida,
indolora adolorida,
es la que buscamos:
la paz
en cuerpo y alma,
para abrazarla definitivamente
hasta la vida.