pie-749-blanco

«Leyendo lentamente», por doña Susana Cordero de Espinosa

En las 23 Academias de la lengua española, preparamos textos relativos a algunos de los notables intelectuales que formaron parte de cada Corporación, así como a cuestiones idiomáticas y literarias...

Artículos recientes

En las 23 Academias de la lengua española, preparamos textos relativos a algunos de los notables intelectuales que formaron parte de cada Corporación, así como a cuestiones idiomáticas y literarias; entre ellas se halla el ‘estado de la lengua’ sobre el uso actual del español en cada país. Los textos se enviarán a Madrid y formarán parte de la Crónica de la lengua española 2021.

Entre los que la AEL enviará, se encuentran dos: “Contribución a los trabajos de la RAE sobre el diccionario de la lengua” (Madrid 1909), del diplomático e intelectual cuencano don Honorato Vázquez, y otro profundo texto del crítico cubano Roberto Agramonte, en memoria de nuestro gran polígrafo Juan Montalvo, que nunca fue nombrado académico. Su escaneo exigió cuidadosa lectura; la perfección de la prosa y el valor de las reflexiones insertas en los textos, así como su enorme actualidad me maravillaron.

Reproduzco algunas aserciones que Agramonte eligió para mostrar la altísima filosofía moral de la obra de Montalvo, como también, parte de la introducción de Vázquez a su solicitud, dirigida a la RAE, de no desechar por anticuadas ciertas voces del diccionario. Si las leemos lentamente, lejos de nuestra habitual comodidad, aprovecharemos el inmenso saber de estos dos ecuatorianos.

He aquí la pasmosa actualidad de algunos de los principios montalvinos: “Como a Séneca, nos toca buscar en el dolor lo que nos hace esenciales”. “No le pedimos al Señor sino dos cosas: que nos aleje de la vanidad y la mentira, y que no nos abrume con la pobreza extrema ni con la riqueza excesiva”. “Yo quisiera que con el oro sucediera lo que con el maná del desierto; esto es, que lo que sobrara de lo necesario [para todos], se corrompiera al punto”. “En todo, el acierto está en la moderación”. “Los ministros de la justicia han de ser sabios, prudentes, fuertes, libres. ¡Libres!”…

Por su parte, Vázquez se pregunta: “—eso de graduar de antiguas las voces y frases de un idioma ¿a quién corresponde? No es el Diccionario de la lengua el que ha de venir a anticuar voces y frases y primores que, si se han olvidado por los escritores, a veces su olvido no es sino un pecado de ociosidad en sus varias formas, como la de no leer en libros que han atesorado riquezas del idioma, no discernir el vario sentido entre lo primitivo y lo usual de cada voz, de cada frase.

“Un Diccionario tiene que empezar por contar, clasificar y guardar todo lo que la lengua ha atesorado, y concluir por allegar a ello lo nuevo y necesario, arreándolo, cuando sea posible, con formas que no desdigan de la índole de la lengua. Lo demás es zanjar profundamente entre la docta, benemérita antigüedad y la versátil, antojadiza y muchas veces irrespetuosa habla de los nuevos tiempos. Abogando por la rehabilitación de las voces que el Diccionario trae como anticuadas, presenté a la Real Academia en marzo de 1909 la memoria que va en seguida, y cuyo propósito fue apoyado por los señores Menéndez y Pelayo, Mir y Rodríguez Marín”.

Este artículo apareció en el diario El Comercio.

0 0 votes
Article Rating
0
Would love your thoughts, please comment.x