Poema del día: «Ventana al horizonte» (César Andrade y Cordero)

Mi ventana me tiende sus brazos de madera / Diciendo, al saludarme, su arenga de costumbre. / Con sus gafas de vidrio, mi ventana es un magro / Orador que hace frases con vocablos de nube. / Enfrentada a una escéptica muchedumbre de libros...

Mi ventana me tiende sus brazos de madera
Diciendo, al saludarme, su arenga de costumbre.

Con sus gafas de vidrio, mi ventana es un magro
Orador que hace frases con vocablos de nube.

Enfrentada a una escéptica muchedumbre de libros
Habla en verso, y en vano porque no hay quien la escuche.

Tan sólo como un rubio granjero, el horizonte
Empinado en el potro del viento la saluda
Con un ancho sombrero de colinas azules.

Pájaro luminoso con voz de mediodía,
Cuando bajo el alero teje un nido de luces,

En la guitarra caen los copos del silencio
Y un estupor nervioso por las cortinas sube.

Enarbolado grito, la paz de la honda luna
Navega de los vidrios en la bahía dulce:

Entonces, mi guitarra, sobre la audaz cadera
Siente anhelar los dedos que en la sombra la pulsen.

Cuando la clara noche sale a vender estrellas,
Un país de margaritas de los cristales surge.

Ventana, mi ventana es un plato de cielo
Que abre una charca azul donde el tiempo se pudre:

Pero como es la antigua prometida del viento,
Le da besos de cal y suspiros de nube.

(De Ventana al horizonte, 1942)

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