Por tabernas de llanto persistimos
bebiendo a trago y sed en la belleza
mientras detrás de un vaso de tristeza
otra mayor tristeza redimimos.
Nos redimimos, ¿sabes? Nos latimos
puros en el silencio que nos reza;
si saben las plegarias a cerveza
que amarga y quita sed, ¿qué más pedimos?
Y así vamos. Iremos. Paso a paso
de soledad en soledad cayendo,
si cautivos de amor, de Dios cautivos;
sintiendo que si, al fondo de este vaso,
el vino a muerte nos está sabiendo,
porque nos mira Dios estamos vivos.