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Simón Espinosa Cordero agradece el homenaje de la Academia Ecuatoriana de la Lengua

Discurso con el que don Simón Espinosa Cordero agradeció a quienes conforman la Academia Ecuatoriana de la Lengua por el homenaje del 19 de diciembre de 2020.

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Doña Susana Cordero, directora de esta Academia; don Fabián Corral, subdirector; don Francisco Proaño, secretario; don José Ayala Lasso y doña Liliana Álvaro, laudatores; don Carlos Abella y de Arístegui, embajador de España, don Gustavo Vega Delgado, rector de la Universidad Internacional del Ecuador.

Voy a agradecer a manera de triángulo equilátero comenzando por la base que es la audiencia y subirme poco a poco agradeciendo a los académicos y otro poco hacia la punta con gratitud al embajador Ayala y a la señora Liliana y cerca ya de la confluencia de estos lados, agradeceré a Susana, directora y mujer amada y en la punta punta del triángulo agradeceré a la lengua española en uno de sus hijos más preclaros. Voy a hablar durante media hora. Les pido disculpas por la descortesía; pero caminando hacia los 92 años no voy a aflojar esta oportunidad, pues el año venidero ya no podré ni hablar ni escribir ni siquiera rebuznar.

A la Audiencia

“Una vida sin examen no merece la pena ser vivida”, sentencia que se halla en la Apología escrita por Platón y que se inserta en el discurso de defensa de Sócrates ante los tribunales atenienses que lo condenaron a muerte.  Esta sentencia significa: debemos vivir la vida a fondo y este fondo es hacer lo que se hace a conciencia, cayendo en la cuenta de lo que hago con el raciocinio de la mente y con el amor del corazón. Esta frase socrática es uno de los fundamentos de la Ética. O como dice nuestro poeta Jorge Carrera Andrade:

Soy soldado del lirio y de la avispa
y servidor simétrico del mundo:
Tengo un ojo de sol y otro de sombra,
un punto cardinal en cada mano
y ando, miro y trabajo doblemente,
mientras dos veces peso en la balanza
cerebral en secreto
el vinagre y la miel de cada cosa”.

(Las armas de la luz).

Ahora bien, ustedes han venido acá porque han juzgado conveniente hacerlo. Y yo les correspondo con una frase del famoso Feliciano de Silva en boca de Don Quijote de la Mancha: «La razón de la sinrazón de este homenaje que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me conforto con la vuestra fermosura” y magnanimidad. Habéis dejado vuestros mullidos lechos y alegres televisores para venir a acompañarme en esta estrecha cárcel donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo frío seco tiene su habitación. Esta presencia de ustedes es para mí un fuego en el hogar y es para ustedes un acto de amor social. Por el amor social subsisten los estados, subsiste esta “Patria, tierra sagrada de honor y de hidalguía/ Que fecundó la sangre y engrandeció el dolor, / Cómo me enorgullece poder llamarte mía, / Mía como a mi madre, con infinito amor”. Este himno no lo escribió ningún correísta, pero sí fue profanado por el robo y el cinismo que de él se apropió. Lo escribió don Manuel María Sánchez, académico de la lengua, gran ministro de Educación y tío abuelo de nuestro querido académico Diego Araujo Sánchez, con música de Sixto María Durán Cárdenas, quiteños ambos, ambos superhombres de bien. Gracias de corazón por la presencia de ustedes, hermosos señores e inteligentes mujeres.

A los Académicos

Señoras académicas y académicos señores. Nuestra carpintería no es la madera sino la palabra. “En el principio era la palabra” escribió Juan el Evangelista, discípulo amado de Jesús. Y “En el principio era la acción”, escribió Goethe, amigo de Schiller. Juan era judío; Johann Wolfgang, alemán.  Y a la final, la santa Biblia es palabra de Dios. Claro está que sin pensamiento previo no hay acción, porque esta es hija de aquél y del corazón. Ahora bien, ustedes, amigos académicos, tienen el privilegio de ser nodrizas y guardianes de aquello por lo cual los humanos no somos animales irracionales y de aquello que ha sido la condición sine qua non del espléndido desarrollo de la cultura y de las acciones del hombre. Podrá el papagayo repetir palabras oídas y repetirlas sin sentido y podrá el robot repetir palabras dispuestas por la tecnología, pero ninguno de los dos lo hará con amor, con pasión, con fervor, con poesía, con creatividad y, sobre todo, como esencia de su propia existencia. Cuidemos de este bien de bienes. Les felicito porque aunque ustedes son letrados no son cabeciduros, aunque alguno casi casi, pero no; porque nuestras reuniones en las juntas directivas son tan cordiales, sin que nos falten ni el quesillo ni los huevos de codorniz y no nos creemos por ello ni vacas sagradas ni víctimas de furtivos cazadores, y cuando algunos de ustedes se reúnen con los lexicógrafos Alejandro Casares, Valeria Guzmán, Mari Gutiérrez y las indispensables secretarias Martha Almeida y Vilma Simbaña para fabricar el diccionario de ecuatorianismos, reina la alegría e impera el humor. Gracias, pues, de corazón, por la presencia de ustedes, académicos de la lengua española, lexicógrafos, secretarias, de la lengua de Castilla, dulcificada por nuestros diminutivos e inimitables quichuismos. Somos y no somos huairapamushcas. Para ustedes este fragmento de Borges.

Nadie es la patria, pero todos lo somos.
Arda en mi pecho y en el vuestro. Incesante,
Este límpido fuego misterioso”.

(Oda escrita en 1966).

Al embajador y académico José Ayala Lasso

Usted, don José, propuso este homenaje en un momento poco feliz de su impecable prudencia.

Todos sabemos de  su cabal servicio a nuestra patria: tres veces canciller de este ensayo equinoccial; embajador ante Naciones Unidas, la Comunidad Europea, Francia, Bélgica, Luxemburgo, Perú y la Santa Sede; dos veces Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La Asamblea General le designó por unanimidad primer Alto Comisionado de las ONU para los Derechos Humanos. Apenas nombrado, tuvo que afrontar la crisis generada por el genocidio de Ruanda. Abrió oficinas de campo por todo el mundo y viajó continuamente para cumplir con el mandato comenzado en abril de 1994, y del que renunció el 31 de marzo de 1997 a fin de participar en las negociaciones del tratado fronterizo de 1998. Histórico servicio este de cerrar la herida abierta desde la anti histórica y antigeográfica Cédula Real de 1802 y del Tratado de Río firmado como requisito inapelable para que Perú retirara las tropas invasoras de nuestra Costa y de nuestra Amazonía.  José Ayala Lasso siempre amable, tan amable que aceptó la petición de nuestra directora de que hable aquí por la Academia.

Gracias, señor embajador, gracias de corazón. Vayan para usted estos versos de Antonio Machado:

…Y tu cincel me esculpía
en una piedra rosada,
que lleva una aurora fría
eternamente encantada.
Y la agria melancolía
de una soñada grandeza,
que es lo español —fantasía con que adobar la pereza—, fue surgiendo de esa roca
que es mi espejo,
dos ojos de un ver lejano,
que yo quisiera tener
como están en tu escultura:
cavados en piedra dura,
en piedra para no ver”

(Al escultor Antonio Barral, Madrid, 1922).

A la señora Liliana Álvaro Lugo y a su esposo Patricio Raza Dávila. Fundadores del Instituto de Investigación, Educación y Promoción Popular del Ecuador (INEPE)

Usted, Liliana, alumna expulsada de la Escuela Politécnica Nacional, porque escribía al vuelo las clases dictadas, las copiaba y repartía a los compañeros. Usted, simpatizante de Alfaro Vive, ¡Carajo! Usted y Patricio reflexionaron y se volvieron activistas de salud y educación popular durante un par de años en los barrios más pobres de la parroquia La Magdalena en Quito y cuando nació su hija Andrea, decidieron que tendría la misma educación que iban a dar al pueblo. Abrieron una casa cuna en una choza prestada por una vecina en las faldas del cerro Unguí, que defiende a Quito-sur de flujos piro plásticos en caso de que nuestro Guagua Pichincha decidiera castigarnos, porque cada día nos estamos comportando como caníbales digitales. Era el año 1985. Hoy, la casa cuna del cerro es la Unidad Educativa INEPE con la misma casa cuna puesta al día, jardín de infantes, primaria, secundaria, formación de maestras populares, escuela de música, coro de niños y adolescentes, de padres de familia y profesores,  más un gran parque metropolitano  con vista al valle de Lloa tan verde y tan hermoso,  administrado por ustedes, Liliana y Patricio, donde aplican las lecciones de geometría, química y biología, y se empeñan en que la gente cuide del medio ambiente,  aprenda a respetar el mobiliario urbano y  a mantener todo limpio como limpia debe ser la conciencia ciudadana y con todos afable y amorosa.

Esta escuela del cerro no es una escuela cualquiera es una escuela liberadora tipo Paulo Freire y etapas de Piaget, más convenios ora con el Barrio, ora con Partage de Francia ora con la Politécnica Nacional ora con la Universidad Andina Simón Bolívar ora con la C0NAIE ora con el Municipio Metropolitano de Quito. Se parte de lo inductivo en matemáticas de modo que se razone y se llegue a amar esta sublime herramienta. La Politécnica les presta la infraestructura de educación a Distancia e INEPE enseña a profesores de matemáticas a aprender cómo enseñarlas. Andrea, la hija de ustedes, Liliana y Patricio, se bachilleró en el INEPE, estudió lingüística en la Pontificia, música en el conservatorio, canto lírico por aquí y por allá y el método Susuki en Lima, un método para aprender a tocar instrumentos musicales. Partage invitó el año pasado al coro de Andrea a cantar en ocho ciudades de Francia, incluidas París y Lyon. El CERN, La Organización Europea para la investigación nuclear, uno de los centros de investigación científica de los más grandes y respetados del mundo- e INEPE llegaron a conocerse y a amarse. Científicos del CERN han pasado vacaciones en las faldas del Unguí, han puesto energía solar y han dado conferencias a los estudiantes. Y el BID premió a INEPE por la calidad de la educación impartida.

Gracias de corazón, Liliana, gracias, Patricio, gracias Poli Nacional por haber expulsado a Liliana. A ustedes dedico une poema de César Vallejo:

Un hombre pasa con un pan al hombro
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?
Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo
¿Con qué valor hablar del psicoanálisis?
Otro ha entrado en mi pecho con un palo en la mano
¿Hablar luego de Sócrates al médico?
Un cojo pasa dando el brazo a un niño
¿Voy, después, a leer a André Bretón?
Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre
¿Cabrá aludir jamás al Yo profundo?
Otro busca en el fango huesos, cáscaras
¿Cómo escribir, después del infinito?
Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?
Un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente
¿Hablar, después, de cuarta dimensión?
Un banquero falsea su balance
¿Con qué cara llorar en el teatro?
Un paria duerme con el pie a la espalda
¿Hablar, después, a nadie de Picasso?
Alguien va en un entierro sollozando
¿Cómo luego ingresar a la Academia?
Alguien limpia un fusil en su cocina
¿Con qué valor hablar del más allá?
Alguien pasa contando con sus dedos
¿Cómo hablar del no-yó sin dar un grito?

(Un hombre pasa con un pan al hombro 5 de noviembre de 1937)

A la señora Susana Cordero Aguilar de Espinosa Enríquez

Susana: Entre 1875, año del asesinato del presidente Gabriel García Moreno y el 2020, año del asesinato de la señora Marina Granja, ha habido 17 directores de la Academia Ecuatoriana y una sola directora, usted, Susana, a quien tenemos por bondad del Cielo y de Don Quijote desde 2013 y la tendremos hasta enero de 2024. ¡Aleluya!

Usted ha sido hasta ahora la directora más capaz y activa de todos los directores de este palacio de vidrios a colores y la más paciente con el ministerio de Educación y Descortesía, que nos entregó tarde, muy tarde, la asignación de dinero estipulada por Convenio Internacional. Son 100 mil dólares. Nos los dieron en vísperas de la Navidad con una semana para gastarlos so pena de que vuelva el dinero al Fisco tan constipado, – así lo decimos en español americano y estreñido intestinal en la lengua de Sancho-.

Oh, Susana, tan querida en España y en esta Cuenca-Chile-la Merced y San Francisco. Gracias de corazón. Van para usted unos de Antonio Machado:

No sabía
si era un limón amarillo
lo que tu mano tenía,
o el hilo de un claro día, Guiomar, en dorado ovillo.
Tu boca me sonreía.
Yo pregunté:
¿Qué me ofreces?
¿Tiempo en fruto, que tu mano
eligió entre madureces
de tu huerta?
¿Tiempo vano
de una bella tarde yerta?
¿Dorada esencia encantada?
¿Copla en el agua dormida?
¿De monte en monte encendida,
la alborada verdadera?

(Poemas a Guiomar)

Y finalmente a la lengua española, en honor del señor embajador de España, y para el día de mi muerte.

Dos poemas: uno de Huelva y Juan Ramón Jiménez y otro de Ambato y de Jorge Enrique Adoum. Y con los dos acabo esta larga despedida.

El viaje definitivo

… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostálgico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.

Y pido a la señora Jalil Zapata de la sangre de quienes construyeron la Alhambra, que cumpla este mandato, final, decisivo, inapelable:

Guambra mía cuando muera
En el fogón me haz de enterrar
Y cuando hagas las tortillas
Ponte allí por mí a llorar
Y si alguno te pregunta
Guambrita por qué llorás
Decí la leña está verde Y el humo me hace llorar
Decí la leña está verde Y el humo me hace llorar

Gracias, muchas gracias.

Simón Espinosa Cordero
Quito, 19 de febrero de 2020.

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