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Artículo sobre don J. Enrique Ojeda en el diario El Comercio

El pasado 18 de marzo, el diario El Comercio publicó un artículo de Juan Carlos Grijalva, homenaje a la memoria de don J. Enrique Ojeda, fallecido a inicios de mes. Reproducimos el texto del artículo para ustedes.

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El pasado 18 de marzo, el diario El Comercio publicó un artículo de Juan Carlos Grijalva, homenaje a la memoria de don J. Enrique Ojeda, fallecido a inicios de mes. Reproducimos el texto del artículo para ustedes:

Enrique Ojeda, una vida consagrada a las letras ecuatorianas

Enrique Ojeda, uno de los mayores críticos literarios ecuatorianos, falleció la semana pasada. Su especialidad fue la obra narrativa de Jorge Icaza y del gran poeta Jorge Carrera Andrade.

Enrique Ojeda, uno de los estudiosos, investigadores y promotores más importantes de la literatura ecuatoriana del siglo xx, se halla “libre ya de la muerte solapada”, para usar un verso de Jorge Carrera Andrade. La mañana del 9 de marzo, en un mensaje dedicado a familiares y amigos, Jo Ellen Haynes Lincoln, su esposa, contaba que en sus momentos finales el alma y la mente de Enrique estuvieron ahí, intactos.

“Él acababa de terminar el prólogo de su decimoquinto libro, un manuscrito que escribió en 1967 para la Universidad de Columbia, y que no se llegó a publicar debido a unas manifestaciones estudiantiles”, decía el mensaje.

A sus casi 95 años, Enrique continuó pensando y escribiendo sobre la literatura ecuatoriana con fervor, cariño y entrega total. Se niegan las palabras para despedir a un amigo de la estatura de Enrique; pues decir que fue un intelectual muy valioso y serio, generoso y honrado, dejaría fuera una centena más de adjetivos efusivos.

Si algo definió al trabajo de Enrique en torno a las letras del Ecuador fue la pasión y el cariño con los que las estudió y promocionó toda su vida y que solo su muerte pudo apagar.

Tuve la fortuna y privilegio de conocer a Enrique en 2004, a través del contacto del poeta y crítico Iván Carvajal. Enrique me recibió con los brazos abiertos, como a un antiguo amigo a quien se vuelve a encontrar después de años de no verle y que uno quiere saber qué ha sido lo nuevo de su vida.

Enrique se convirtió así para mí, de forma inmediata e incuestionable, en un referente, en un modelo a seguir en lo personal y lo profesional. No podría describir aquí todo lo que compartió conmigo de manera tan generosa, pero fue mucho, fue abundante y a manos llenas: nuevos amigos y libros, felices conversaciones sobre escritores y críticos ecuatorianos, latinoamericanos y españoles, y muchas experiencias de su amistad cercana con Jorge Icaza o Jorge Carrera Andrade, entre otros. Su buen humor y cordialidad entrañable son imborrables.

En una foto que Jorge Icaza le dedicó de puño y letra, y que forma parte del libro En pos del minero de la noche (Paradiso Editores, 2010), el famoso novelista escribió: “Al Sr. Prof. Don Enrique Ojeda, con mi vieja amistad, Quito, 1966”. El gran poeta Jorge Carrera Andrade le dedicó también muy cariñosamente uno de sus poemas: “A mí gran amigo, Enrique Ojeda, apasionado defensor de la poesía. Septiembre, 1969”. Poemas del Libro del destierro.

En Estados Unidos, Stephen Ford Brown, traductor al inglés de Century of the Death of the Rose: Selected Poems of Jorge Carrera Andrade, 1926-1976‘, afirmó: “El Dr. Ojeda es también el héroe de Jorge Carrera Andrade, porque él es quien ha dedicado 30 años de su carrera a este único poeta”.

Para Enrique, la crítica literaria fue una forma elevada de amistad. No hay separación entre literatura, poesía y vida, porque versos y narraciones son también tajos de vida que se entretejen con las palabras.

El ilustre ecuatoriano nació en Quito en 1928. Obtuvo un doctorado en Letras y Literaturas Románicas en la Universidad de Harvard. Fue profesor emérito de literatura ecuatoriana y latinoamericana en Boston College, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y su trabajo como crítico, editor, traductor y promotor cultural de la literatura ecuatoriana fue reconocido internacionalmente. Es con el poema de Carrera Andrade dedicado a la vejez fértil de la higuera, que acompaña esta nota, y como un encuentro entre amigos, que quiero celebrar la vida de Enrique Ojeda y sus múltiples contribuciones a las letras del Ecuador. Vaya con Dios, Enrique.

Juan Carlos Grijalva
Assumption University,
Massachusetts.

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