Llamado comúnmente “básket” o “basquetbol”, es un juego deportivo entre dos equipos de cinco jugadores cada uno, que consiste en introducir el balón en el “aro”, “cesto” o “canasta” del equipo contrario y anotarse dos puntos por cada encestada. Y es que el equipo que tiene la pelota trata de avanzar —pasándola de un jugador a otro y burlando la defensa contraria— para encestar en la canasta de sus adversarios, para lo cual desarrolla muchas jugadas preconcebidas y planificadas.
En la lucha ardorosa por la posesión del balón hay dos sistemas defensivos básicos: el individual —defensa “hombre a hombre”—, en que cada jugador persigue como su sombra a un determinado jugador adversario, o el de “zona”, que lleva a los jugadores defensivos a cubrir el espacio siguiendo la trayectoria del balón.
En materia de records hay que anotar que la más alta puntuación se alcanzó el 13 de diciembre de 1983 en la ciudad de Denver durante el partido entre los “Pistons” de Detroit y los “Nuggets” de Denver, que terminó 186 puntos contra 184 a favor de los primeros, después de un tiempo suplementario de desempate. Pero lo más sorprendente ha sido que, durante los juegos asiáticos de 1982, Iraq venció a Yemen por 251 puntos contra 3.
En 1982 el jugador negro norteamericano Wilt Chamberlain anotó para su equipo “Philadelphia Warriors” 100 puntos en un partido jugado en la “National Basketball Association (NBA)”. El jugador más alto de todos los tiempos creo que fue el sudanés Manute Bol, del equipo “Washington Bulles” en los años 80: medía 2,30 metros de altura, aunque el “Libro de los Records Guinnes” afirma que el jugador Suleiman Ali Nashnush tenía 2,45 metros de altura cuando jugaba para el equipo de Libia en 1962.
El origen remoto del baloncesto podría ser el juego de pelota practicado por los Mayas mexicanos en sus centros ceremoniales —los “tlachtli”, en lengua “náhuatl”— que tenía mucho de ritual religioso. Se lo jugaba en un patio central flanqueado por gruesos muros pétreos decorados con motivos religiosos. El “tlachtli” tuvo al comienzo un profundo sentido ritual. Se lo practicaba junto a los templos. Y los perdedores eran decapitados como homenaje a los dioses. Sin embargo, con el paso del tiempo se convirtió gradualmente en una actividad lúdica y deportiva. Los equipos estaban integrados por dos, cuatro, cinco o seis jugadores.
Las canchas se construían en las grandes edificaciones del Imperio Maya, que se inició en el sur de México, Guatemala, Belice y parte de Honduras y de El Salvador doscientos años antes de Cristo, y que periclitó en el año 1 450 de nuestra era. Y uno de los más importantes lugares del juego estuvo en “Chichén Itzá”, que fue una de las grandes ciudades de la cultura maya, en el norte de la Península de Yucatán.
Este artículo apareció en el diario El Comercio.