Yo tengo un coral negro
estremecido y frágil
que vino de una playa del Caribe
a humedecer mi brazo.
En él veo mi sombra anochecida,
en él oigo mi voz adelgazarse,
quebrarse de distancia,
llegar hasta la nada y el vacío.
Este coral nocturno
me trae la dulzura más obscura,
la soledad más larga,
y siento que la vida me gotea
como una lluvia azul entre las venas.
Este coral brillante
es sólo un negro nudo
que se ara y se desara entre mi pulso,
y quiero regresarlo a sus arenas
para matar con él esta tristeza.