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Con frecuencia encontramos, incluso en medios de comunicación, el uso indistinto de los términos «suplantar» y «reemplazar», lo que produce frases con un sentido equivocado.
El verbo suplantar, referido a una persona, expresa la acción de ‘ocupar otra su lugar de forma ilegal para aprovecharse de algún beneficio’. Asimismo, significa también ‘falsificar un escrito con palabras o cláusulas que alteren el sentido que antes tenía’. En cambio, reemplazar es ‘sustituir algo por otra cosa, poner en su lugar otra que haga sus veces’ y ‘suceder a alguien en el empleo, cargo o comisión que tenía o hacer accidentalmente sus veces’.
Como se ve, suplantar refiere siempre a la idea de una acción fraudulenta, por lo que resulta inadecuado emplear este verbo con sentido equivalente a reemplazar, sustituir, suceder o suplir, voces que carecen de ese matiz.
Veámoslo con unos ejemplos:
Incorrecto:
El nuevo jugador extranjero no puede suplantar al capitán en la alineación para el partido de esta tarde.
Correcto:
El nuevo jugador extranjero no puede sustituir al capitán en la alineación para el partido de esta tarde.
Incorrecto:
Es imperativo para la próxima administración no incurrir en la tentación de suplantar los agentes conservando el modelo.
Correcto:
Es imperativo para la próxima administración no incurrir en la tentación de reemplazar a los agentes conservando el modelo.