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«Del humor y otras melancolías», por doña Susana Cordero de Espinosa

“Todos los días del año, haga frío o calor, esté yo triste o alegre, feliz o desdichado, deprimido o exultante, he de hacer para el periódico un dibujo sobre un tema de actualidad, y hoy no se me ocurre nada sobre la esclavitud”.

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“Todos los días del año, haga frío o calor, esté yo triste o alegre, feliz o desdichado, deprimido o exultante, he de hacer para el periódico un dibujo sobre un tema de actualidad, y hoy no se me ocurre nada sobre la esclavitud”…, dice una viñeta del gran humorista y académico Mingote. Se dibuja a sí mismo más que maduro ya, gordito y en mangas de camisa, con apenas cuatro pelos en la cabeza, cubriéndose la boca con la mano derecha, y esgrimiendo con la izquierda el lápiz con el que retratarse…; hay un tintero del año de la pera, volcado y con la tinta detenida a punto de regarse, pues en un dibujo cabe el milagro de detener la tinta al borde del tintero tirado sobre un viejo tapete… El dibujante mira su esclavitud con el ápice de misericordia que le infunde el humor y la atenúa dibujándose y contando.

El texto que evocamos es suficientemente expresivo respecto de la obligación de dibujar o escribir, confinados o libres, llueva, truene o relampaguee, sea sábado o domingo, sin una sola idea o, al contrario, con muchas que no vienen al caso, poco apropiadas para lo que llamamos ‘comentar el presente’ y tratar de iluminarlo.

El discurso de Mingote en su ingreso a la RAE comenzaba: “Permítanme que recuerde aquí ahora la frase del ilustre pensador americano Groucho Marx en trance de ingresar en determinado club: “’Yo no puedo entrar en un lugar en donde se admite a individuos como yo’, frase que encierra un no disimulado orgullo y denuncia el inmejorable concepto que como influyente indeseable tenía Groucho de sí mismo’”. Y por sentirse también un influyente indeseable —a pesar de que entonces se estaba lejos de nuestros ‘influencers’, que creen que existen de puro mostrarse, Mingote entró a ese ‘club’ donde aceptaban a un individuo como él, con difíciles e ineludibles consecuencias como esta a la que alude en su viñeta sobre la esclavitud…

¿Qué viene a hacer Mingote aquí y ahora, en plena pandemia, entre el miedo y la angustia ante el número de contagiados y de muertos? ¿Cómo paliar el atroz desencanto ante tantos candidatos ladrones, asambleístas ladrones, expresidentes ídem, huidos, presos; un exvicepresidente condenado y otra por condenar, corruptos sin remedio, tanto y tantos, que sentimos que no hay un individuo sano en estos días aciagos? ¿Qué hace el humor ante esta lluvia intermitente luego del sol de justicia que el mediodía nos quemó hasta el alma? ¿Qué dice una sonrisa en medio de tanta circunstancia depresiva —por usar este término tan traído y llevado, en lugar del que antes habría dicho mucho mejor lo que vivimos: ¿qué hace una sonrisa ante tanta circunstancia melancólica?

Esta mañana me llamó una querida amiga, nos contamos penas y preocupaciones, comentamos las elecciones próximas y al final me lanzó: “¿Sobre los candidatos?, más fácil es que nos lleven al penal y nos digan ‘elijan al presidente’”… Me reí con dolor, ante el triste poder de ese humor realista.

Este artículo apareció en el diario El Comercio.

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