Discurso de bienvenida a don Luis Aguilar Monsalve en calidad de miembro numerario, por don Claudio Mena Villamar

Compartimos con ustedes el discurso de recepción con el que don Claudio Mena Villamar dio la bienvenida a don Luis Aguilar Monsalve el 3 de octubre de 2012, cuando se incorporó en calidad de miembro numerario.

Señoras, señores:

Me ha sido grato recibir de parte de la Academia de la Lengua, el encargo de decir unas palabras sobre el trabajo literario del Dr. Luis Aguilar Monsalve, como preámbulo a su disertación sobre cuatro escritores latinoamericanos: Gabriel García Márquez, Alejandro Carpentier, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.

Datos biográficos:

Aguilar Monsalve nació en Cuenca del Ecuador el 7 de octubre de 1942. Realizó sus estudios universitarios en los Estados Unidos y España. Ha recibido diplomas en inglés y francés, en Periodismo, en Arte Dramático en Los Ángeles, Ciencias Políticas en Santa Ana, California, Maestrías en Relaciones Internacionales en Indiana, Diploma en Literatura Española por la Universidad de Salamanca, Estudios latinoamericanos y Relaciones Internacionales en Hannover College, Relaciones Internacionales y Coordinador de Literatura en Relaciones Internacionales en la Universidad San Francisco de Quito. Miembro Correspondiente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, a la que ingresó con su discurso sobre el tema “Desarrollo de la novela hispanoamericana”.

La narrativa

Luis Aguilar es autor de dos libros de cuentos titulados La otra cara del tiempo y otros cuentos e Imágenes y otras historias. Su narrativa se ha ido conformando a lo largo de un trabajo serio y continuo. Sus cuentos casi siempre dejan al final un pensamiento sorpresivo e imaginario. El conjunto de breves relatos muestra un conjunto de situaciones en las que se van construyendo los instantes diversos del relato, donde aparecen encuentros, sentimientos, amores, desilusiones y todo el espectro de situaciones que presenta la situación humana.

En el campo literario, el cuento es o debe ser una pequeña obra de arte llena de fuerza y de misterio. Debe ser corto y esa es una de sus dificultades. Como dice el escritor ecuatoriano Modesto Ponce, el cuento debe tener una estructura perfecta de manera que se desarrolle desde un título bien logrado para continuar diciéndolo todo o casi todo, sin decir nada o casi nada. Con pocos ingredientes, el cuento perfecto puede convertirse en una verdadera joya literaria.

Las claves de los episodios surgen en una lectura atenta y tiene razón Luis Aguilar cuando pide a sus lectores que para adentrarse en sus relatos, deben hacerlo con los ojos bien abiertos y con los sentidos en alerta para que no escapen las claves que el narrador ha escondido en los detalles del mismo cuento.

La narrativa de nuestro autor se ha conformado a lo largo de su constante trabajo como escritor. Sus cuentos son narraciones casi siempre breves, que dejan al final un momento imaginario, a veces sorpresivo. Su reunión de breves relatos forma un conjunto donde se evocan encuentros, sentimientos, amores, desilusiones y todo el espectro que se forma por la diversidad de las situaciones humanas.

Alicia Yánez Cossío, reconocida novelista, miembro de nuestra Academia, escribió respecto la serie de cuentos del libro “Imágenes y otras historias”, las siguientes consideraciones:

La temática de esos singulares cuentos estriba en la renovación del tiempo…los personajes son enigmáticos, fluctúan entre el presente y el pasado, son dueños de un peso vital que imprime el logro de personajes universales… impresiona por su profundo simbolismo, los protagonistas no son los prisioneros de una cárcel, sino de la humanidad entera…No faltan los finales sorpresivos que caracterizan a los cuentos de estructura perfecta y los que dejan el sabor de la sugerencia…

Oswaldo Encalada Vásquez, miembro de número de la Academia de la Lengua, escribe que Luis Aguilar tiene un tema que permea en la mayoría de las historias: la imposibilidad de la comunicación entre los seres y, como consecuencia, la soledad que padecen… y el aislamiento…

Galo René Pérez que fuera Director de esta Academia y Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, escribió en su calidad de crítico, una valiosa opinión sobre “la otra cara del tiempo”. Pérez planteó unas preguntas:

De qué tiempo se va a hablar? ¿Del tiempo como suma de circunstancias actuales, o como flujo esencial de nuestras vidas? “El enigma, escribe, lo irá descifrando el lector cuando se le hace contemplar una imagen de la existencia que no sospechaba, como entrevista hacia otro lado del alma: su lado nocturno, renuente a las claridades elementales de la conciencia…

José Ballesteros, docente de la universidad de Kansas, manifiesta que en Aguilar Monsalve se reúnen “el horror de Poe, el juego de recreación de Cortázar, el respeto hacia el texto de Borges y la ironía para seducir al lector.” La cortedad que debe tener el cuento es una de sus dificultades. Recordemos el cuento más corto: “Cuando despertó, el monstruo estaba allí”. Su autor: Augusto Monteroso.

Modesto Ponce, ha estudiado algunas características que definen los cuentos cortos o mini-relatos de Luis Aguilar y las modalidades que podrían claramente identificarle. En el campo literario, el cuento debe tener ciertas características en las que aparezca fuerza, ternura o misterio. Ponce menciona las características que debe tener el cuento corto. Ponce manifiesta que los textos de Luis Aguilar “resaltan siempre una dualidad, nunca delimitada entre la imposición o el reclamo interior de la vivencia y el desafío de la realidad que, sin dejar de serlo, no deja de ser “sospechosa”, puesto que lo real también es huidizo e impreciso.”

Los cuentos

Para acercarnos al arte literario de Luis Aguilar, insistimos en la trascendencia de sus dos libros ya mencionados: Imágenes y otras historias (Librería Española) y La otra cara del tiempo y otros cuentos (Editorial Verbum). En el primero de ellos, Luis Aguilar confiesa que las claves de los episodios se encuentran regadas como quien las deja caer al azar. El escritor alerta a sus lectores sobre lo que puede encontrar entre líneas, en los detalles simples, sin aparente importancia y, sobre todo, les impele a mirar más allá, tomando lo anterior solo como punto de partida para llegar al sentido último de los cuentos y poder descifrar el enigma que encierran.

Veamos un ejemplo en el titulado “En las entrañas del molino”: “Lucio se acerca al cenáculo de oprobio con las manos en los bolsillos, pero siente con deleite el filo que destruirá a esta loba que, siendo suya, es de otros”. Cuando pinta con palabras algo que tiene al frente, escribe sin puntuación. Por ejemplo, en el cuento “Cuando nos cuecen no morimos” escribe sin puntuación el siguiente texto: “…fue inconfundible el reflejo corto del pelo en el gris negruzco de una noche que se iniciaba cuando la luz se paseaba en un tren de plata sobre la ciudad que tiritaba de frío.”

En algunos relatos, suele definir con precisión lo que tiene al frente. Por ejemplo, en el cuento “El rostro oculto del hastío”, escribe:

Hacia ellos vino Sancha Oviedo, ceñida en un vestido rojo sangre, de estatura pequeña, cabello castaño semi-recogido con la intención de sugerir la desnudez de una oreja acribillada por un arete de circón. Después, los ojos color almendra atacaban gruñones al aire que temblaba de ignorancia. Los labios abultados de pasión estaban en acecho, a la vez que brindaba una vista gratuita y osada de unos hombros redondeados, que sostendrían unos brazos y manos, perfectísimos, de marfil, además de unos pechos ampulosos. Fabián le tendió la mano, ella la tomó con fingida e irónica timidez.

El cuento “Imágenes” empieza así: “Me habían notificado que saldría el viernes. Hoy miércoles recibí esa maravillosa noticia. Lo primero que iba a hacer era comunicar a mi esposa que la vería el viernes, la veré el viernes, la veré… En el último momento decidí no hacerlo, opté por sorprenderla, me presentaría ante ella.” Después de unas breves líneas escribe que comenzó a imaginarla. Estaría vestida como siempre, con la falda ancha, una blusa de manga corta y unos zapatos blancos de lona; el cabello estaría recogido en cola de caballo, dejando libre su extraordinario cerquillo. Al verme empalidecería, se quedaría inmóvil, yo tendría que correr a sostenerla, la besaría con pasión, sus lágrimas mojarían en el cuello de mi camisa y, posiblemente, yo también lloraría.

El lector quiere saber lo que sucederá a continuación y el cuentista escribe: “Lo que más me atrae es que voy a olvidar la ausencia, la distancia, el martirio de haber estado fuera de la vida de Susana y de mi hijo Alex.” Con breves líneas, el cuento va por otro andarivel en donde el lector encontrará inmediatamente más curiosidad por saber lo que va a venir.

Respecto a su obra, Luis Aguilar confiesa lo siguiente: En ella “todo se desarrolla dentro de una especie de incertidumbre (…) Hay tintes de verosimilitud en el absurdo. Sin embargo, no hay un regreso a esta literatura, bien están presentes Beckett y Kafka, mis cuentos más bien se agarran y se cuelgan de una realidad dividida”.

La imaginación tiene un papel predominante en el microrelato, donde según Modesto Ponce, “esa misma imaginación nos ofrece las burbujas que se esfuman, esferas que caen de improviso y se rompen en la sorpresa”.

Se ha dicho que “es indispensable aprender a leer de otra forma; comprender que lo mejor de la literatura contemporánea está precisamente en aquello que a simple vista no vemos, en lo que se halla escondido o velado”. Luego de leer un cuento bien escrito es importante conocer cuál es la sensación final de esta lectura. Después de ejercitarnos en una lectura atenta, minuciosa y sagaz podremos degustar lo más exquisito de la cuentística de Aguilar Monsalve.

La imaginación tiene un papel predominante en el microrrelato, donde según Modesto Ponce, “esa misma imaginación nos ofrece las burbujas que se esfuman, esferas que caen de improviso y se rompen en la sorpresa.” También es importante escuchar al autor en su libro “Imágenes y otras historias”. Luis Aguilar confiesa a sus lectores que para adentrarse en sus cuentos “es necesario hacerlo con los ojos bien abiertos y con todos los sentidos puestos: de otra manera, se nos escaparán las claves que el narrador malo y egoísta ha ido escondiendo en los recovecos de los detalles, de las metáforas y en el interior de otras imágenes”.

Luis Aguilar recibió su doctorado en diciembre de 1979 y comenzó su carrera como profesor en California. En 1995 regresó al Ecuador, su país natal, y aceptó el puesto de chair del departamento de literatura y relaciones internacionales de la Universidad San Francisco de Quito. La primera colección de cuentos se agotó en 1999 y la segunda va por su tercera edición. Su colección más reciente La otra cara del tiempo se está traduciendo al alemán y al inglés.

El profesor Rogers hace un breve análisis de un cuento de Luis Aguilar, que es el denominado Más allá de la bruma. Rogers escribe: “Aguilar Monsalve emplea un estilo y una voz narrativa que logran ubicar a los lectores en la extraña posición de confundir la realidad no solamente con lo imaginario, sino con lo imaginable. En este sentido, el cuento es tan tradicional como los de Poe o Maupassant, con su desarrollo que lo lleva al lector a un fin sorprendente, inesperado. Pero Aguilar Monsalve —añade Rogers— también encuentra modelos en escritores latinoamericanos como Quiroga, Cortázar, empleando una técnica narrativa que frustra una lectura fácil, efímera, negando la posibilidad de certeza y conformidad”.Para terminar, debo decir que me ha sido grato hacer la presentación de Luis Aguilar Monsalve y he recibido también la satisfacción de leer sus cuentos y de emocionarme con la mayoría de ellos. Con su trabajo que leerá esa noche, Luis Aguilar sube un paso importante en su calidad de escritor, camino que con seguridad nos brindará de su pluma nuevas emociones literarias. Felicitaciones y muchas gracias.

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