Singular honor el que me depara esta noche la Academia Ecuatoriana de la Lengua y en particular su Director, doctor Renán Flores Jaramillo, al encomendarme pronunciar las palabras de bienvenida en el acto de incorporación a nuestra institución, en calidad de Miembro Honorario, de una personalidad excepcional de las letras y la música: el maestro mexicano Carlos Prieto, uno de los más insignes violonchelistas contemporáneos y, habida cuenta de sus polifacéticos intereses, un verdadero hombre del Renacimiento en el siglo XXI, un humanista que en sus libros y en sus múltiples actividades ha proyectado, de manera fecunda, ideas y propuestas de la mayor trascendencia en torno a lo que constituye sin duda su preocupación esencial: el destino y las posibilidades del ser humano en el presente, en su pasado y en su futuro.
Mexicano a carta cabal, Carlos Prieto es, a la vez, un artista y un investigador de características universales: músico, intérprete, matemático, lingüista, escritor, viajero que ha dejado su huella en los más distintos escenarios de la tierra. Ya desde la más temprana edad evidenció sus virtudes como intérprete del violonchelo, y en tal calidad ha tocado con las más renombradas orquestas del mundo. Sin embargo, y al mismo tiempo, hizo ostensible que sus preocupaciones iban mucho más allá de la música o, quizá, por obra y gracia de esta condición esencial, la de su arte, sus intereses han ido abarcando las más diversas problemáticas de la cultura.
De su fecunda biografía podemos subrayar algunos datos por demás significativos. En el Instituto Tecnológico de Massachusetts estudió ingeniería metalúrgica y economía y dio pábulo, me imagino, a sus dotes matemáticas. Luego cursó estudios superiores de música en la Universidad Lomonosov, de Moscú, ciudad donde conoció a compositores como Stravinski y Shostakovich. De su permanencia en la antigua Unión Soviética y de sus incesantes viajes alrededor del mundo ha escrito libros como Por la milenaria China. Historia, vivencias y comentarios (2009); Las aventuras de un violonchelo (1998); Senderos e imágenes de la Música (con Miguel Morales, 1999); De la URSS a Rusia, tres décadas de experiencias y observaciones de un testigo (1995); Alrededor del Mundo con el violonchelo (1987); Cartas rusas (1965); Cinco mil años de palabras, libro al cual el gran maestro se referirá en breve.
En reconocimiento a tan fructífera labor, la Academia Mexicana de la Lengua decidió incorporarle como Miembro de Número, atendiendo, dice la respectiva resolución, a su calidad de “artista, estudioso de la historia del arte, de la estética, con un manifiesto interés por nuestra lengua”, quien “se ha distinguido a lo largo de más de 50 años en muy diversos campos de la música y la escritura”. Carlos Prieto se incorporó a la Academia Mexicana de la Lengua en enero de este año 2012. Hoy, para la Academia Ecuatoriana, constituye, asimismo, un gran honor, incorporarlo en calidad de Miembro Honorario.
Especial contribución a la cultura contemporánea, no sólo latinoamericana sino universal, constituyen sus investigaciones en torno a la génesis, desarrollo y destino de las lenguas, esto es, de la palabra humana, a lo largo de la historia. En este proceso, el maestro Carlos Prieto ha investigado en el desenvolvimiento de la historia humana, a través de los milenios y los siglos, incidiendo profundamente en lo que constituye la envoltura material del pensamiento humano, o, con mayor exactitud, en aquello que finalmente es el lenguaje, lo que hace de nuestro ser lo que somos: humanos. En cuanto artista, Prieto explora el misterio de las lenguas, descifrándolas. En otros términos, indaga en el enigma de la palabra y en sus múltiples sentidos.
Acaso, nadie mejor que un músico de las altas condiciones de Carlos Prieto para inquirir y decodificar el misterio de las lenguas humanas, puesto que la música es, acaso y precisamente, el lenguaje primordial del universo.
En un libro de reciente aparición, “Sistemas de Composición Musical”, del compositor ecuatoriano Juan Esteban Valdano López, hijo del escritor y crítico Juan Valdano Morejón, Miembro de Número de nuestra Academia, he podido leer lo siguiente:
“Al inicio de esta propuesta expresé que uno de los fundamentos de esta búsqueda es, en definitiva, volver audible la música silenciosa del universo”.
Carlos Prieto indaga, en una conjunción armoniosa de investigación histórica, matemáticas, poesía y arte musical, en lo más determinativo de la condición humana: el lenguaje, y de allí, en las vicisitudes históricas que han marcado y siguen marcando nuestro destino.
En reconocimiento a su vasta e insigne labor de intérprete del violonchelo y a sus importantes investigaciones en los más distintos campos, Carlos Prieto se ha hecho acreedor a importantes galardones de distintas instituciones y gobiernos. De entre las muchas que le han sido otorgadas, quisiera destacar algunas como el Premio Orden de las Artes y las Letras del Gobierno francés, en 1997; el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de las Bellas Artes, de México, en el 2007; la Medalla Pushkin, de la Federación Rusa, en el 2008; la Medalla Mozart, de Austria, en 1995.
Entre otras muchos aspectos inherentes a su personalidad, quisiera resaltar que Carlos Prieto viaja por el mundo con un violonchelo “Stradivarius” fabricado en 1720, una verdadera joya patrimonio de la humanidad, con la cual, en breve, y luego de su intervención, nos brindará generosamente una muestra de su arte.
Al agradecerle anticipadamente por ello, deseo expresar al maestro Carlos Prieto, en nombre de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, la enorme satisfacción que nos embarga al declararle “Miembro Honorario” de esta institución, con lo cual, al mismo tiempo, la Patria ecuatoriana lo acoge y enaltece.
Muchas gracias.
Miércoles 19 de septiembre de 2012,
Centro Cultural Mexicano.