En mi locura quise maldecirte,
me lo perdone Dios,
en esa negra noche, al dirigirte
mi postrimer adiós;
Pero te vi llorar; tu despedida
calmó mi corazón,
y a Dios bendije, porque unió en la vida
lágrimas y perdón.
En mi locura quise maldecirte,
me lo perdone Dios,
en esa negra noche, al dirigirte
mi postrimer adiós;
Pero te vi llorar; tu despedida
calmó mi corazón,
y a Dios bendije, porque unió en la vida
lágrimas y perdón.
Academia Ecuatoriana de la Lengua ©2017-2024