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«En conmemoración de los ciento cuarenta y seis años de la existencia de la Academia Ecuatoriana de la Lengua», por doña Susana Cordero de Espinosa

El tiempo que vivimos nos insta a celebrar juntos a distancia, gracias a la informática, la conmemoración de los 146 años de instalación en Quito de la AEL, la segunda corporación creada en América...

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Con motivo de la asamblea general por los 146 años desde que se estableció la Academia Ecuatoriana de la Lengua, doña Susana Cordero de Espinosa preparó este ensayo en homenaje a la AEL.

El tiempo que vivimos nos insta a celebrar juntos a distancia, gracias a la informática, la conmemoración de los 146 años de instalación en Quito de la Academia Ecuatoriana de la Lengua (AEL), la segunda corporación creada en América un día como hoy, en 1874.

Privilegiada por la compañía de cada uno de ustedes, evocaré circunstancias y trabajos vividos, unos, desde hace cierto tiempo, otros, muy actuales; todos revelan nuestro presente e influyen poderosamente en el futuro.

Resumo mis sentimientos en este ‘consejo’ del inolvidable Antonio Machado:

Moneda que está en la mano / quizá se deba guardar; / la monedita del alma / se pierde si no se da.

Para que nada se pierda, les exhorto, queridos colegas académicos, a devolver a diario esa monedita del alma que cada uno de nosotros en su circunstancia ha recibido desde su pertenencia a la AEL. Que experimentemos, vivamos y seamos conscientes de este compromiso de vida, que nos exige estar pendientes de aconteceres académicos, propósitos, trabajos y preocupaciones que se hallan más allá de nuestro propio prestigio ganado merecidamente, en tantos casos. La Academia tiene sus propias exigencias y obligaciones que, ocupados en nuestro diario acontecer, no podemos reducir ni olvidar.

Van breves referencias a las circunstancias que rodearon el inicio de mi vida académica en 1997, hace ya 24 años, cuando ingresé como miembro correspondiente; cuatro años después, en 2001, fui promocionada a miembro de número. Don Galo René Pérez, su director entonces, fue remplazado en 1998 por el académico cuencano Carlos Joaquín Córdova. Le siguió en esta relevante responsabilidad, entre 2008 y 2012 (el año de su muerte), Jorge Salvador Lara, subrogado, a su vez, por el académico Renán Flores Jaramillo que, ya muy enfermo, permaneció un año en el cargo. Yo ocupaba entonces el honroso puesto de subdirectora, y luego de su partida lo subrogué los tres años que faltaban para que cumpliera su período de gobierno. En 2016, fui elegida directora por la Junta General y reelegida en 2019. En la Academia desde ese ya lejano 1997, solo me cabe agradecer y cumplir.

Será difícil resumir lo vivido en estos años, tanto como separarlos de nuestra pertenencia a la Asociación de Academias de la Lengua (ASALE). He aquí parte del trabajo desarrollado por nuestra AEL en el seno de dicha Asociación:

En 1999, fui a Madrid, para tomar parte en la primera reunión que inició el cumplimiento de aspiraciones académicas hasta entonces imposibles de emprender. La extraordinaria actividad de Víctor García de la Concha en la dirección de la RAE, aunada al aporte de la memoria digital, permitió el planteo de redacción del primer Diccionario panhispánico de dudas, para cuya coordinación nuestra AEL fue nombrada en representación del Área Andina. Trabajamos virtual y presencialmente durante algo más de cuatro años, en algunos países americanos. La obra vio la luz en 2005.

Se sucedieron trabajos de distintas obras, gracias a equipos de filólogos, gramáticos y lexicógrafos españoles, auxiliares de los trabajos académicos, dirigidos por conspicuos académicos españoles. En 2009, para el comienzo de la redacción del Diccionario de americanismos, formé parte de la Comisión Permanente de la ASALE en Madrid; en 2013, también en la comisión permanente, nuestro exsubdirector, Simón Espinosa, contribuyó en la RAE a una posible segunda redacción de dicha obra colosal; luego vino la Ortografía de la lengua española, sabio resumen de ese arduo capítulo de nuestra lengua, cual es el universo de la escritura correcta que, sobre todos los otros saberes gramaticales, preserva la unidad del idioma. Llegó la Nueva gramática de la lengua española y vendría después El diccionario panhispánico del español jurídico, presentado en Quito en la Iglesia de La Merced, en 2017; en la preparación de su segunda edición colaboran hoy nuestro subdirector, Fabián Corral, nuestro miembro correspondiente Óscar Vela y el conocido y querido jurista quiteño, que, debido a la pandemia, aún no ha podido leer su discurso de ingreso, Ernesto Albán Gómez. A estas publicaciones centrales se añaden las de otros diccionarios que llamamos ‘menores’.

Algunos de nuestros versados académicos han presentado en Quito, desde el 2004, las célebres ediciones conmemorativas de los mayores escritores hispanoamericanos, cada una de las cuales incluye notables ensayos de interpretación: desde la primera edición de don Quijote de la Mancha, en 2004 y, en 2016, la conmemorativa de la muerte de Cervantes, se sucedieron ediciones de García Márquez, Gabriela Mistral, Neruda, Rubén Darío, Roa Bastos, Borges, Cortázar. Hemos presentado a la RAE una solicitud para la edición conmemorativa de dos de nuestros grandes poetas: César Dávila Andrade y Jorge Carrera Andrade.

Vayamos a datos relevantes de nuestra cotidianidad: en 2013, contra viento y marea, contra la distancia al Centro —que es más bien sensación que realidad— decidimos trasladarnos a vivir a nuestra casa, entonces aún en restauración gracias al aporte económico de la Agencia Española de Cooperación y de nuestro I. Municipio. Ya instalados, urgimos a su arquitecto a vigilar los detalles, a culminar los trabajos faltantes hasta recibirla casi a gusto de todos. ¡Extrañamos mucho no estar allí! Quizá después de esta situación que nos obliga a encerrarnos, no se nos vuelva difícil repoblarla. Allí tenemos nuestra biblioteca, con servicio al público; nuestro auditorio espera el ingreso de nuevos miembros, sucesivas mesas redondas y actos culturales; cada uno de nosotros debe hacer el esfuerzo por volver a ella con orgullo, pues, como nuestra casa familiar, es parte central de la historia e identidad de la AEL. Allí recibimos a tres de los directores de la Real Academia, José Manuel Blecua, Darío Villanueva y Santiago Muñoz, que vino a Quito en 2017 para la presentación del Diccionario panhispánico del español jurídico, la cual tuvo lugar durante la décimo novena Cumbre Judicial Iberoamericana, en el hermoso marco de la iglesia de La Merced.

El 2016, año de la muerte de Cervantes, nuestra sede presentó una hermosa exposición de cuadros y esculturas de artistas ecuatorianos con temas cervantino-quijotescos. Recordamos con admiración y agradecimiento a su curadora, la admirable crítica de arte Inés Flores. Sostuvimos jornadas cervantinas con la Universidad Técnica Particular de Loja acompañados por el director de la RAE, Darío Villanueva, y sufrimos los temblores del terremoto que asoló importantes ciudades costeras.

Desde nuestra casa firmamos acuerdos con el I. Municipio de Quito para su preservación y conservación.

Diversos convenios culturales nos han ayudado a desplegar nuestro trabajo: la Universidad del Azuay edita anualmente nuestras Memorias: exalto, al respecto, la contribución del académico y catedrático Oswaldo Encalada, cuya ayuda es constante en muchos ámbitos. Otro convenio con la Facultad de Comunicación de la Universidad Católica, con actos culturales donde participan algunos de sus connotados catedráticos que nos han ayudado en la selección de nuevos estudiantes becarios a la Escuela de Lexicografía Hispánica de Madrid; pronto firmaremos un nuevo convenio con la Universidad de las Américas.

Con la Secretaría de Cultura del Concejo Metropolitano de Quito, dirigida por el artista-fotógrafo Pablo Corral presentamos durante tres años, actos culturales de diversa índole. Lamento en honor al tiempo, no referirme a alguno de dichos actos, que dejaron notable impronta en la ciudad y en la gente.

Resumiré nuestra vida de 2019 y de los pocos meses que antecedieron al terrible inicio de la pandemia. Ciertas tendencias en nuestras presentaciones y quehaceres dan fe de avances y actualizaciones de diversa índole.

Resalto la labor de los académicos miembros de nuestra Comisión de Lexicografía que se reúnen dos veces por semana para trabajar en el Diccionario académico del habla del Ecuador, (DAHE). Queremos presentarlo en 2024, cuando cumpliremos 150 años de existencia. España colabora en la formación lexicográfica de nuestros becarios, desde la fundación, el 2001 en Madrid de la Escuela de Lexicografía Hispánica: su programa incluye becas de cooperación para cada Academia. Agradecemos a Valeria Guzmán, Mary Gutiérrez y Alejandro Casares, exbecaria aquella, becarios actuales los últimos, con quienes trabajamos a diario.

Por iniciativa de Valeria Guzmán, se realizó una mesa redonda sobre los trabajos de creación de nuestro diccionario. El exbecario Yanko Molina disertó respecto de la creación y funcionamiento del Corpus del habla del Ecuador, herramienta sine qua non para los interesados en investigaciones sobre la palabra, la literatura y la cultura del país. Alejandro Casares habló de los trabajos realizados para tecnificar y actualizar nuestra biblioteca, que dirige con acierto. A él nuestro agradecimiento por la puntualidad y belleza de nuestra página Web.

En cuanto a nuestra colaboración con publicaciones y quehaceres actuales de la Asociación, don Simón Espinosa trabajó durante dos años en la redacción del estupendo Glosario de la Nueva gramática, que facilita la comprensión de la última y exhaustiva gramática académica. Hoy, él mismo, doña Ana María Jalil, excoordinadora de español de la Universidad San Francisco, y la directora de la AEL forman la comisión de estudio de la Nueva gramática, para su segunda edición. Nuestro tesorero, el académico Diego Araujo, colabora oficialmente en la redacción del diccionario digital de la lengua española.

Vayamos, para vernos y entendernos mejor, a algunas muestras de lo realizado, a los acontecimientos que tantos de ustedes protagonizaron.

Invitamos a un encuentro en el jardín Botánico, con la ayuda de Roque Iturralde, nuestro generoso relacionador público, para difundir entre empresarios relevantes la labor académica; si sus resultados económicos fueron débiles, no lo fueron los sociales ni los personales. Hemos aprendido que en estas materias solo cabe insistir…

Entre las tendencias a que me refería, se encuentran los conversatorios sobre el español popular, el habla ecuatoriana y quiteña, en diversos lugares e invitaciones; cuatro años sucesivos hemos sido invitados a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central del Ecuador, los académicos Laura Hidalgo, Fernando Miño, Diego Araujo, Francisco Proaño y Susana Cordero. En marzo de 2019, Fernando Miño sustentó un conversatorio sobre el “Léxico político popular en el Ecuador”. La mesa universitaria sobre la inclusión de la mujer en el español tuvo singular trascendencia.

Dos lecturas universales de grandes clásicos tuvieron especial repercusión: El Día del Libro, a iniciativa de la Embajada de España y en coordinación con el Circulo de Bellas Artes de Madrid, participó nuestra AEL en enlace de video para la lectura completa de la obra magna de las letras hispánicas, D. Quijote de la Mancha.

En nuestra sede se realizó la ‘Lectura pública internacional de la Ilíada”: la catedrática Miriam Merchán analizó poemas de Kavafis y Seferis, y leyó en griego fragmentos de la epopeya homérica.

Respecto del interés académico por la palabra de la cotidianidad histórica y actual, los académicos Julio Pazos y Carlos Freile, estudiosos de distintos temas de nuestra vida, disertaron, el primero, sobre el Lenguaje de la cocina de los mercados de Quito como aproximación a un tema que irradia múltiples significados culturales… El segundo dirigió un conversatorio titulado La moda quiteña en el siglo XIX. Recordamos la mesa organizada con el tema “El español ecuatoriano, un mosaico de múltiples colores”, integrada por la catedrática de la PUCE Ana Estrella, el académico Fernando Miño y la especialista en lenguas originarias Marleen Haboud.

Los últimos días de marzo tuvo lugar el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española en Córdova, Argentina. En él se me solicitó presentar una ponencia durante el Congreso de la Asociación de Academias que tendría lugar en noviembre, en Sevilla, al que me referiré, sobre nuestra preocupación respecto del Diccionario de americanismos. Destaco de ese congreso, y lo confieso con nostalgia, la participación del pueblo llano, llamémoslo así, su entusiasmo cultural, los ‘llenos’ ejemplares en los teatros en los que sucedían actos simultáneos.

En septiembre tuvo lugar en Lima el Congreso Internacional de Literatura Hispanoamericana “Ricardo Palma”, organizado por la Academia Peruana con auspicio de la Academia Ecuatoriana. Con sendas disertaciones participamos Francisco Proaño, Julio Pazos y yo misma.

Noviembre fue un mes marcado por la realización en Sevilla y Córdova del XVI Congreso de la Asociación de Academias. Nuestra delegación, una de las más numerosas de entre las de las academias, fue integrada por Susana Cordero, Francisco Proaño, Diego Araujo, Juan Valdano, Fabián Corral, Eliécer Cárdenas, Fernando Miño, Laura Hidalgo, Luis Aguilar con sendas ponencias. Me correspondió la presentación del informe ya aludido sobre la segunda edición del Diccionario de Americanismos. Participamos en Sevilla en el acto en el cual se entregó el Premio Real Academia Española 2018 a la creación literaria, al escritor y miembro correspondiente, Raúl Vallejo, por su novela El perpetuo exiliado.

En la PUCE tuvo lugar un simposio internacional sobre la situación de las lenguas originarias en el continente. En su primera parte, fue coordinada y coauspiciada por la AEL con sus organizadores, entre ellos, la lingüista Marleen Haboud. Esto refleja el interés de la AEL en las interrelaciones e interinfluencias entre el español y las lenguas vernáculas.

Con el apoyo de entidades manabitas y nacionales, gracias al entusiasmo del intelectual Vladimir Zambrano, se realizaron en Manta, Portoviejo, Jipijapa y Calceta las segundas jornadas cervantinas. Participamos con Oswaldo Encalada, María Augusta Vintimilla y notables intelectuales manabitas.

En este año, los académicos Carlos Freile y Gonzalo Ortiz fueron promocionados a la categoría de Miembros de Número y la Academia recibió como miembros correspondientes a los novelistas Óscar Vela Descalzo y Carlos Arcos, así como al escritor cuencano Felipe Aguilar, que fue recibido en el auditorio de la Facultad de Odontología de la Universidad de Cuenca. Refresquémonos un instante, al oír la respuesta que dio el nuevo miembro a un amigo sorprendido, cuando al felicitarle, le preguntó: ¿Felipe, por qué hicieron este acto en el Salón de la Facultad de Odontología? Se trataba de un salón nuevo y cómodo, pero el nuevo académico le ahorró la explicación y respondió: ¡Porque me costó muelas entrar en la Academia!

Varias promociones y nuevos ingresos esperan todavía: los de los académicos Raúl Vallejo, Álvaro Alemán, Fernando Miño y Oswaldo Encalada a miembros de número; los de doña Marleen Haboud, el jurista Ernesto Albán y la novelista Gabriela Alemán, a miembros correspondientes. La promoción de Oswaldo Encalada marcará singularmente a la Academia: será el primer académico ausente de Quito en ser nombrado como tal. Confiamos en que el uso cada vez más frecuente de los medios informáticos contribuya a que la presencia de nuevos miembros en provincias expanda positivamente nuestra vida académica.

En agosto se incorporó como académico honorario el notable gramático y profesor ambateño Fausto Palacios; tal designación fue experiencia especialmente trascendente para la comunidad cultural ambateña, representada por el alcalde de la ciudad y el director de la Casa de Montalvo.

Sobre presentaciones de libros, en Rayuela, la librería quiteña, Diego Araujo y Carlos Arcos presentaron la edición conmemorativa de Rayuela, de Julio Cortázar. En el aula Benjamín Carrión de la casa de la Cultura se presentó póstumamente una biografía de Antoine de Saint Exupéry, del gran académico Hernán Rodríguez Castelo, cuya partida tanto sentimos aún. Serge Maller, director de la Alianza Francesa y Francisco Proaño presentaron el libro.

En conmemoración de la muerte del poeta modernista Medardo Ángel Silva, la Academia organizó conjuntamente con el Grupo Cultural Ecuador, una mesa redonda en torno al legado del poeta; intervinieron Diego Araujo, Álvaro Alemán y Marcelo Vásconez, presidente de dicho grupo.

En la U. San Francisco se presentó La nación presentida, 30 ensayos sobre Ecuador, obra del académico Juan Valdano, que acaba de recibir merecidamente el Premio Espejo. Intervinieron en el acto, con sesudos análisis, el embajador José Ayala Lasso, el académico Álvaro Alemán y el rector de la Universidad.

A fines de octubre en la sede académica se relevó en una mesa redonda la figura del polígrafo César Arroyo, fallecido en España en 1937, impulsor de los movimientos de vanguardia hispanoamericana, reconocido gracias al incansable trabajo del investigador ecuatoriano Gustavo Salazar. Intervinieron Francisco Proaño y el citado investigador, difusor incansable de la obra de Arroyo.

Ya en diciembre, en la Universidad Andina, el académico Marco Antonio Rodríguez presentó su libro Todos mis cuentos. Me correspondió referirme a esta talentosísima compilación y resaltar las grandes sugerencias y valores temáticos y estilísticos de su extraordinaria narrativa. Igualmente en diciembre, en ceremonia exquisita, presentamos en la Universidad del Azuay el número 78 de nuestras Memorias.

Por feliz iniciativa de la embajada de España se convocó a la tercera edición del concurso Yo cuento, para niños y jóvenes estudiantes, cuya premiación tuvo lugar en diciembre.

Ya en febrero de 2020, se realizó un acto público de homenaje al académico Simón Espinosa, con un profundo y memorable discurso de orden leído por el embajador José Ayala Lasso. Participó también la educadora Lilian Álvaro, Directora del área de Investigación del Instituto de Educación y Promoción Popular, en el que el académico ha servido con extraordinaria puntualidad durante largos años; ella presentó una semblanza de las contribuciones docentes, humanísticas y administrativas del homenajeado. Este acto memorable contó con numeroso público y representantes de diversas organizaciones. La Academia condecoró a su exsubdirector, con la medalla Pedro Fermín Cevallos.

También en febrero 2020 se presentó el libro de poesía “Ofidias”, de Valeria Guzmán, ganadora del Premio Nacional de Poesía México-Tijuana 2019. Intervinieron en el acto Susana Cordero, Bruno Sáenz y la autora. El 28 de febrero la directora viajó a Madrid, a tomar parte en los trabajos de redacción del Diccionario fraseológico del español, en la Comisión Permanente de la Asociación de Academias. A mediados de marzo, por efecto de la pandemia del Covid-19, se suspendieron las reuniones presenciales. La directora volvió al país en el vuelo humanitario de Iberia de 28 de marzo.

Nuestra aspiración consiste en procurar que la AEL ocupe cada día con mayor altura y exigencia, la posición cultural de vanguardia que le corresponde en el país, en América y en el mundo. Hemos asumido los proyectos de la ASALE con voluntad de trabajo y eficaz cooperación, en pro de unidad de nuestra lengua común.

Somos conscientes de la necesidad de relacionarnos con los medios de comunicación del Ecuador; en los programas de actividades lingüístico-literarias, hemos procedido desde hace años a realizarlos en nuestra Academia, con la participación de académicos de número y correspondientes, como también en otros ámbitos y en otras ciudades. Mesas redondas, presentaciones de libros, homenajes a personajes relevantes de la cultura del país y a académicos ecuatorianos, como también a nuestras ciudades, en sus distintas celebraciones. Reflexionamos en público sobre la literatura, el arte y la música colonial ecuatorianas, que valieron a nuestra capital el título de Patrimonio de la Humanidad.

Ya he nombrado los convenios en curso, pero ha habido otros con el Ministerio de Cultura, con el Centro Cultural Benjamín Carrión, con el Instituto de Patrimonio, para crear conciencia de la importancia de la unidad, el dominio, el estudio y cultivo de nuestro idioma. Todo nos ha procurado una proyección positiva y el reconocimiento público de nuestra institución.

Lamento haberme extendido más de lo previsto. Lamento esta larga enumeración, sin el espacio indispensable para que hable también el corazón.

No importa: quizá, tras de lo dicho, sepan encontrar ustedes el amor que nos guía, nuestro entusiasmo por devolver a la patria algo de lo recibido y el profundo afecto y respeto que, en este largo tiempo, puebla mi relación con cada uno de ustedes, hermanos académicos.

¡Y esos niños en hilera,
llevando el sol de la tarde
en sus velitas de cera!…

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