«Encuentros» (César Dávila Andrade)

Nuestros encuentros no tienen mundo. / Se hacen / de pensamiento a pensamiento / en el éter / o en la vivacidad de los sepulcros, / a mil insectos por centímetro. / Nuestros encuentros se sirven / de microorganismos / y partículas de cobre...

Nuestros encuentros no tienen mundo.
Se hacen
de pensamiento a pensamiento
en el éter
o en la vivacidad de los sepulcros,
a mil insectos por centímetro.

Nuestros encuentros se sirven
de microorganismos
y partículas de cobre.

Podemos esperar mil años, y aún más.
Nuestros encuentros se realizan en el lodo
o entre el rumor de herraduras y lienzos
que precede
a las grandes migraciones:

Nuestros encuentros se hacen
en el ser instantáneo
que pasta y muere,
—como pastor y bestia—
entre surcos y siglos paralelos.

Nuestros encuentros no tienen
número ni punto.

Fuente: Zenda.