«In principio…» (Rafael María Arízaga)

Lanzaron Ella y Él a lo infinito / de su ansiedad suprema los clamores, / y llevaron los vientos gemidores / de Oriente a Ocaso el lastimero grito. / Hostil la tierra aparejó al proscrito / inclemencias, penurias y dolores, / de la pasión la fiebre...

Lanzaron Ella y Él a lo infinito
de su ansiedad suprema los clamores,
y llevaron los vientos gemidores
de Oriente a Ocaso el lastimero grito.

Hostil la tierra aparejó al proscrito
inclemencias, penurias y dolores,
de la pasión la fiebre y los rencores
y el perpetuo aguijón del apetito.

Gimieron Ella y Él en el oscuro
abismo de su mal, y ante el futuro
repleto en ignominias de la suerte.

La incurable dolencia de la vida
encontró compasión, y conmovida
la Infinita Piedad creó la Muerte!…

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