En 2018, la estadísticas del INEC contabilizaron 3 142 muertes por accidentes de transporte terrestre. Solo en los primeros siete meses de 2019, esos accidentes dejaron 11 231 heridos, según datos de la Agencia Nacional de Tránsito. Quito sumó el mayor número de muertes por esa causa; y la Simón Bolívar fue la ruta con más accidentes.
El peligro en aquella avenida no solo provino de los automotores. El pasado 2 de enero una roca inmensa cayó sobre un vehículo del Municipio y causó la muerte de una funcionaria y dejó heridas a tres personas más que iban en él. A propósito del siniestro, las autoridades municipales informaron que, tiempo atrás, habían identificado, a lo largo del trayecto, 50 zonas sensibles a deslizamientos de tierra. ¿Qué hicieron para aplicar medidas de prevención frente al peligro en los taludes?
También en la Oswaldo Guayasamín se han producido deslizamientos. A simple vista, se reconocen lugares en donde los pronunciados declives pueden presentan riesgos. A pesar de que los miles de usuarios pagan un peaje al pasar el túnel, se echa de menos un oportuno mantenimiento: para muestra bastan observar las basuras y malezas acumuladas en los canales para desfogue de las aguas a lo largo de la ruta; y hasta árboles que tienden amenazantes sus ramas sobre los carriles.
No son una novedad las altas cifras de muertos y heridos por los accidentes de tránsito; tampoco lo son que estos se cuenten entre las primeras causas de muertes de los ecuatorianos. Todas la semanas los titulares de prensa informan de nuevas tragedias: buses interprovinciales que se precipitan a alguna quebrada, aparatosos choques y volcamientos, siniestros con motocicletas y peatones atropellados… Con tanta frecuencia se producen, que la opinión ciudadana parece ya insensible ante esas pérdidas de vidas humanas, discapacidades y daños económicos, entre otras graves consecuencias.
¿Por qué la incapacidad de evitar tantos siniestros? La impericia de los conductores y el exceso de velocidad se mencionan entre sus principales causas. Estas nos remiten a la corrupción en las concesión de licencias profesionales de manejo, la falta de formación de los choferes y de educación vial, las condiciones de trabajo de ellos en las cooperativas de transporte y la carencia de prevención y eficaz control policial.
El maridaje de los movimientos y partidos políticos y las dirigencias del transporte explica también la incapacidad del país para reducir los siniestros en las vías; pero sobre todo lo explica la indiferencia de los ciudadanos frente a tantas muertes y dolor que se pudieran evitar. La indolencia convierte a calles y carreteras en espacio de agresiones, falta de solidaridad e incivilidad. Una triste imagen de crónicos vicios y complejos colectivos que no se consiguen eliminar.
Este artículo se publicó en el diario El Comercio en esta dirección: https://www.elcomercio.com/opinion/indiferencia-colectiva-opinion-accidentes-inec.html.