Pobre y desnuda vas, palabra mía
alimento en lo más alto del pensamiento
has herido mi frente,
igual que Adán nombrando los animales
frente a la creación, todo este agotamiento de significar
almas sin descanso,
cada letra tiene su parentesco
su corazón de estrella agonizante en busca de otro cuerpo vagabundo
uniéndose en la misma órbita para morir
en una explosión que se traga los colores.

Mira al cielo:
las palabras vendrán sin que las llames
vendrán por la carroña tendida bajo el sol
—por una pausa, desmenuzándose—,
atravesarán el aire en su misterio que se respira.

La poesía es un silencio
que se baila.

Fuente: Cuaderno del insomnio, Valparaíso Ediciones, 2024.