Cuántas cosas que pude haberlas dicho / y no las dije. / Cuántas horas que pude disfrutarlas / y no fueron. / Cuántas letras que se quedaron sueltas / sin remedio. / Cuánta vida que pudo ser raíz / y es hoy astilla. / Por conservar las normas de algún juego...

Cuántas cosas que pude haberlas dicho
y no las dije.
Cuántas horas que pude disfrutarlas
y no fueron.
Cuántas letras que se quedaron sueltas
sin remedio.
Cuánta vida que pudo ser raíz
y es hoy astilla.
Por conservar las normas de algún juego,
por no poder salirme de las reglas
no pude ser gaviota
ni marinera espuma.
Y apenas me quedé como la hierba:
tenaz y humedecida.

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