pie-749-blanco

«Los nuevos tiempos», por don Óscar Vela D.

Serán tiempos duros, fatales para mucha gente, pero no será el final de todos los tiempos. Enfrentaremos como humanidad cambios radicales en nuestro modo de vivir, en las relaciones entre personas que se volverán, sin duda, más impersonales y distantes...

Artículos recientes

Serán tiempos duros, fatales para mucha gente, pero no será el final de todos los tiempos. Enfrentaremos como humanidad cambios radicales en nuestro modo de vivir, en las relaciones entre personas que se volverán, sin duda, más impersonales y distantes. Por ahora, el presente nos sorprende añorando el pasado y mirando con temor al futuro.

Sí, estamos viviendo una de esas conmociones globales que, de tanto en tanto, han ofrecido a la humanidad la oportunidad de enderezar su rumbo, aunque me temo que una vez más desperdiciaremos el momento y el ser humano volverá a los mismos caminos errantes y errados por los que ha transitado desde tiempos inmemoriales.

Ni las pestes, ni las guerras, ni los desastres naturales, ni las grandes tragedias humanitarias nos han llevado a cambiar de modo radical la dirección. Acaso si la hemos corregido levemente, tan solo lo necesario para lavar nuestra conciencia y forzarnos a mirar hacia otro lado. Pero, mientras tanto, detrás y por debajo todo sigue igual, o peor todavía, pues el hambre y la desesperación alimentan de forma silenciosa esa bomba de tiempo en la que se asientan las actuales sociedades.

Así como hoy nos preocupa la situación de los estratos más bajos en este angustioso pero indispensable confinamiento; así como nos alarmamos y tratamos de ayudar en la medida de nuestra posibilidades a la gente que vive día a día de su trabajo; así como nos duele la situación de los que han perdido sus empleos en esta cadena infortunada e inevitable de paralizaciones, cierres y quiebras; así también llegarán los nuevos tiempos que demandarán de nuestra parte la solidaridad, empatía y generosidad que no hemos tenido nunca o que, aunque la hayamos tenido en algún caso, no ha sido suficiente para reducir la brecha social.

Cuando el engranaje que mueve a la humanidad empiece otra vez a trabajar, deberíamos mirar primero, antes que a nosotros mismos, a los que están debajo, a los que se quedaron rezagados en el camino y nos piden ayuda para seguir adelante. Deberíamos mirar si sus necesidades básicas están atendidas y son suficientes para llevar una vida digna. Deberíamos mirar y actuar para que la salud y educación alcance a todos de forma efectiva, gratuita y con calidad. Si no nos echamos una mano entre muchos, será demasiado el peso que caerá sobre todos en los nuevos tiempos. Pero, si engarzamos bien los eslabones de esa cadena, si apoyamos a los que tenemos cerca, si ofrecemos trabajo, si compramos sus cosas y recibimos sus servicios, si pagamos las obligaciones según nuestras posibilidades, la cadena soportará a nuestra sociedad.

Y aunque aparecerán entonces, como hoy, los saboteadores y aprovechadores que se nutren de la desgracia y desesperación ajenas; y aunque pretenderán volver, como hoy, los ladrones y corruptos que sangraron a sus pueblos, si nos mantenemos unidos y nos damos la mano para crecer juntos, alejaremos a la miseria y a los miserables que se nutren de ella.

Este contenido se publicó en el diario El Comercio.

0 0 votes
Article Rating
0
Would love your thoughts, please comment.x