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«Lupe ha vuelto», por don Óscar Vela Descalzo

Después de un largo exilio, de una ausencia que ha durado casi toda su vida, Lupe Rumazo ha vuelto al Ecuador para quedarse. Este nuevo viaje empezó en realidad hace algo más de un año cuando ella llegó a su país entre las páginas...

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Después de un largo exilio, de una ausencia que ha durado casi toda su vida, Lupe Rumazo ha vuelto al Ecuador para quedarse. Este nuevo viaje empezó en realidad hace algo más de un año cuando ella llegó a su país entre las páginas de una bellísima novela titulada Carta larga sin final (Seix Barral, 2020), una obra publicada originalmente en 1978 lejos de estas fronteras por culpa del machismo imperante en el mundillo cultural de entonces, o quizás por otras razones no menos arcaicas que, por desgracia, siguen aún vigentes en estos lejanos rincones del tercer mundo.

La avanzada de Carta larga sin final, en todo caso, provocó un remezón en el reducido Olimpo literario del país, no solo por la sorprendente estructura de una obra que se centra en el diálogo de la autora y su madre fallecida como una forma de rescatar la memoria y alcanzar la eternidad, sino también porque aquel nombre, Lupe, a pesar del tiempo y la distancia, resonaba aún con fuerza entre aquellos que pretendieron arrinconarla en el olvido.

Un año más tarde, la misma editorial, Seix Barral, preparó este viaje definitivo con otra novela cautivadora: Escalera de piedra, una obra polifónica, ensayística y de novedosa arquitectura literaria, que recorre la memoria del padre de la autora, el escritor e historiador Alfonso Rumazo González, a través de los personajes que protagonizaron sus obras más importantes: Bolívar, Sucre, Manuela Sáenz, Simón Rodríguez, Santander, entre otros, en un juego de espejos temporales en los que se reflejan simultáneamente otros personajes del pasado y presente de la autora.

Escalera de piedra, como llamaba a la experiencia de la vida el autor cubano José Lezama Lima, resulta para el lector toda una aventura en la que no solo se revelan las intimidades de la familia, el dolor de la muerte, el exilio como una realidad asumida con coraje y resignación, o el anhelo de transustanciación como decía el filósofo Juan David García Bacca que también recorre estas páginas, sino que constituye en varios puntos una suerte de salto dimensional a otros mundos como el de la independencia de las naciones americanas o como el de los escritores que discurren entre los textos de forma casi espectral: Antoine de Saint-Exupéry, José Saramago, Alfonso Rumazo, Alexandre Ritter…

Y, por supuesto, también Escalera de piedra está inundada de poesía y de una prosa ácida e implacable, pero a la vez, fina y delicada. Dice, por ejemplo, la autora: “La muerte también moría y ya no sólo la vida. La muerte también existía y se desarrollaba; era un proceso, un caminar infalible y lo peor de todo indetenible. Sabía nutrirse y engullía todo: carne, espíritu, aliento, dolor: Realmente sabía cómo crecer”.

Este eterno retorno de Lupe Rumazo se concreta hoy con Escalera de piedra, y en el 2022 se ratificará con Peste blanca, peste negra; y, más adelante, con alguna obra aún inédita anudará entre ellas “las diversas horas del día largo que es la existencia”.

Este artículo apareció en el diario El Comercio.

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