En febrero 2021, la NASA divulgó los primeros vídeos de llegada de la nave espacial norteamericana “Perseverance” al “planeta rojo”. Y se vio cómo, en su rápido descenso por la fina atmósfera marciana, redujo progresivamente su velocidad de 20.000 kph con la que llegó y entonces se posó en el cráter “Jezero” en medio de la nube de polvo y los intensos ruidos causados por su “amartizaje”.
El lugar de llegada fue seleccionado por los científicos que suponían que, en los viejos tiempos planetarios, allí estuvo un lago y, por tanto, debía tener gran riqueza de microorganismos fósiles.
Marte es un planeta más pequeño que la Tierra. En realidad, es el segundo más pequeño del sistema solar. Tiene una superficie de 144,8 millones de kilómetros cuadrados. Su período orbital es de 687 días. Y su composición atmosférica consiste en un 95,3% de dióxido de carbono, con pequeñas dosis de nitrógeno, argón, oxígeno molecular, monóxido de carbono y vapor de agua. El color rojizo de su superficie obedece a la oxidación causada por la disolución de partículas minerales de pirita —mineral de sulfuro de hierro— sobre sus capas superficiales.
Tiene un diámetro ecuatorial de 6.794,4 kilómetros, o sea casi la mitad que el de la Tierra, cuyo diámetro alcanza 12.756 kilómetros. El hemisferio sur marciano presenta gigantescas fallas tectónicas —o sea enormes abismos y depresiones en la corteza marciana—, con una superficie rocosa muy irregular compuesta por minerales que contienen silicio, oxígeno, metales y otros elementos.
La ciencia que ha asumido el estudio “geográfico” de Marte se llama “areografía”, pero esta palabra no consta todavía en el Diccionario Castellano.
Según afirmaron científicos italianos, la sonda “Mars Express” de la Agencia Espacial Europea —que llegó a Marte en el 2003— detectó un lago de agua líquida en una zona del polo sur marciano. El lago está situado bajo capas de hielo y polvo y tiene unos veinte kilómetros de largo.
En esos momentos la sonda “Mars Express” tenía 4 o 5 años más de operación, a pesar de que le quedaba poco combustible y sus baterías estaban muy desgastadas.
Los científicos explican que el alto contenido de sales de sodio, magnesio y calcio, que se han detectado en la superficie del “planeta rojo”, determinan que el agua se mantenga en estado líquido a pesar de que está a menos de 74 grados bajo cero de temperatura.
Y, con base en estos descubrimientos, ellos sostienen la posibilidad de que haya formas de vida en Marte. Las primeras sondas con destino orbitador que llegaron a Marte fueron soviéticas, en octubre 1960, pero no alcanzaron éxito puesto que quedaron atrapadas en órbita.
Un estudio del 2013, basado en datos de la NASA, afirmaba que en la superficie marciana hay entre un 1,5 y un 3% de agua. Pero ese cálculo quedó corto después del anuncio y confirmación por la NASA en el 2015 de la presencia de agua en zonas de la superficie marciana.
Este artículo apareció en el diario El Comercio.