Karla Cornejo Villavicencio, una joven escritora ecuatoriana-estadounidense, es autora de “The Undocumented Americans”, un libro en el cual, según sus palabras, se acerca a los indocumentados en los EE.UU. no como “sombrías víctimas o héroes dorados, sino como personas imperfectas y complejas”. Finalista del Premio Nacional del Libro en ese país, la obra ha recibido elogiosos comentarios; el ex presidente Obama la mencionó como una de sus lecturas favoritas de 2020.
La revista The New Yorker, en su entrega de la última semana de enero, trae un artículo de Karla con su impactante testimonio sobre su experiencia como indocumentada y el esfuerzo sin límites, la capacidad de lucha y resistencia, la tenacidad y el valor de su familia migrante. Los padres viajan a Nueva York y la dejan, de 18 meses. El proyecto inicial había sido permanecer allí un año, ahorrar dinero y regresar. No obstante, la aventura se prolonga y cambia; la niña solo se reúne con ellos cuando cumple cinco años de edad.
Karla traza su historia personal por medio del relato de sus vivencias, desde el reencuentro con sus padres, el duro trabajo de uno y otro, su sacrificio por la aspiración de que ella pueda estudiar, el papel que asume de traductora y luchadora por ellos, el nacimiento de un hermano, la pérdida de las ilusiones…
Karla recuerda la metáfora del fútbol, que repetía su padre: “Nuestra familia era un equipo, pero yo marcaba los goles. Todo lo que hizo mi familia fue, en cierto sentido, un pase para mí. Entonces el Sueño Americano podría ser mío y de mi hermano”. En realidad se siente heredera del sueño de su padres, tentados por la curiosidad, el hambre y el deseo de una vida mejor. Su confesión se torna punzante: “El sufrimiento de mis padres en sus últimos años estará relacionado con su migración, su trabajo en este país, su falta de asistencia médica y de vivienda, la fatiga psíquica. Gracias a ese sacrificio, pudieron darme su versión del Sueño: una educación, un acento neoyorquino, una vida que se puede mejorar. Pero esa vida no me pertenece del todo. Mi versión del Sueño Americano es verlos envejecer con dignidad, poder ayudarlos a jubilarse y evitar que los empujen a las vías del tren al azar de un crimen de odio. Para nosotros, el agradecimiento y la culpa se perciben casi idénticos”.
El testimonio de Karla evidencia la gran fuerza de la realidad vivida y las frustraciones y maltratos al despertar en los EE.UU.; lo da a través de un relato cargado de ternura y compasión, de rabia y sabiduría.
La migración es un fenómeno más complejo que el que nos transmiten los prejuicios. Y no solo se produce por el anhelo de mejorar las condiciones de vida: también puede originarse, como ocurre con millones de venezolanos, en la pesadilla del país destruido por un régimen político opresor y corrupto.
Este artículo apareció en el diario El Comercio.