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Observaciones sobre el uso de los pronominales

Hace unos días recibimos una consulta lingüística sobre el uso de los pronominales. Sobre este tema, don Fausto Aguirre, miembro numerario de nuestra Academia, nos envía sus observaciones.

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Hace unos días recibimos una consulta lingüística sobre el uso de los pronominales. Sobre este tema, don Fausto Aguirre, miembro numerario de nuestra Academia, nos envía sus observaciones, que copiamos a continuación:

Desde D. Antonio de Nebrija (1492-1980). Gramática de la lengua castellana o española, Ortografía de la lengua castellana, Diccionario del latín, Diccionario del castellano (Edición de Antonio Quilis), pasando por D. Sebastián Covarrubias Orozco (1611-1995). Tesoro de la lengua castellana o española, el primer diccionario de la lengua castellana o española, las primeras Gramáticas de la lengua española, Antonio Roldan (1977). Vtil y breve Institvción para aprender los principios y fundamentos de la lengua hespañola de 1555 (sic). Madrid-España. CSIC, Constantino García (1971). Gramática castellana de 1558 por el Licenciado Villalón. Madrid-España. CSIC, Rafael de Balbín y Antonio Roldán (1966). Gramática de la lengua vulgar de España de 1559. Madrid-España. CSIC, el Diccionario de Autoridades de la RAE hasta llegar al Diccionario histórico de la lengua de la RAE, la ciencia de la Gramática, nos ha definido con mucha claridad el uso de los pronominales.

yomemide mí (y con otros elementos nexales) conmigo
tetide ti (y con otros elementos nexales)contigo
élsede sí (y con otros elementos nexales)consigo

Piénsese lo mismo con las formas plurales y su diferencia de géneros.

El uso pronominal conforme lo tenemos en el primer cuadro, responde a las variaciones de casos:

Nominativo, vocativo, genitivo, dativo, acusativo y ablativo.

De modo que su uso no tiene sino que responder a la normatividad de corrección que maneja nuestra lengua. Los usos arbitrarios de las preposiciones y elementos nexales con primera, segunda o tercera personas no puede romper el uso culto que siempre se ha manejado en la lengua al escribirla y esto mismo se debe mantener en el uso de ella cuando se habla.

Considero que no puede permitirse un uso desfasado “de yo”, “de tú”. “De él”, más el enfático “mismo”, se va generalizando y, naturalmente, no observa una ruptura de la lengua. En comunicaciones presenciales entre el “tú” y el “yo”, como referencia a la tercera persona ausente —como lo explica Antonio de Nebrija— se vuelve permisible su uso. En tanto que en la comunicación presencial, como no hay ausencia de una persona referida, nunca habrá un “él”, sino siempre será una segunda persona con quien uno conversa o se comunica.

Fausto Aguirre Tirado.

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