Espesas aguas turbias.
Viscosos vendajes en la herida.
Resignarse… Y ya está,
¡triunfó la vida!…
Triunfó la vida…
y la carne está estéril,
y el alma está seca
y es roca la esperanza
y es abismo el mundo.
Es bosque de espantos el sueño.
Es la neurastenia con sus velos negros.
Y Dios está arriba.
Los brazos se tienden
como ramas secas;
la sangre se ha hecho cuchillos.
Raíces que gritan,
ojos como flores abiertas.
¡Y el tiempo!
manos-tulipanes,
todo en el pantano,
y Dios en el cielo.
Fuente: PIEDAD LARREA BORJA, Dolor de ser buena. Quito : Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1978, p. 95.