Sacred heart of the Saviour! O inexhaustible fountain!
Fill my heart this day with strenght, and submission and patience.
Longfellow
Si he de seguir en este ingrato suelo
de amargura y dolor,
rasga de lo alto el azulado velo,
¡por compasión, Señor!
Véala yo en el cielo, ángel o estrella,
vaga o radiante luz,
nubecilla, arrebol, paloma bella
anidada en tu cruz.
La hiciste una mañana esposa mía,
y gracias yo te di,
y no expiraba el comenzado día
cuando ya no la vi.
Fui dichoso un instante, y luego, triste,
lloro el perdido bien;
en espinas el mirto convertiste
que ceñía mi sien.
Siempre a mis ojos el diamante brilla
de su anillo nupcial;
mas ¿dónde está su mano sin mancilla,
su mano sin rival?
Mano que de mis labios desprendía
el cáliz del dolor,
y en copa de oro ansiosa me vertía
felicidad y amor.
¡Ah! ¿dónde está la mano milagrosa
que daba la salud
a quien yacía en soledad luctuosa
junto al negro ataúd?
¿Dónde el talle gentil, el rostro bello
que mi alma cautivó?
¿Dónde el dorado undívago cabello
que Venus envidió?
¡Ay! todo se ha acabado, amor, contento,
felicidad de ayer;
ellos pasaron como raudo viento
para no más volver.
Me estremece del día el gran bullicio,
espanto me da el sol;
es de la tarde para mí un suplicio
el plácido arrebol.
Sólo la noche de estrellado manto
alivio a mi alma da;
porque a su sombra suelto libre el llanto
que contenido está…
Al fin, Señor, me oíste; humilde y bella
pidiendo está por mí;
no es nube, ni arrebol, ángel ni estrella
ni lindo colibrí,
es la hermosa virtud recompensada,
el amor celestial;
la heroïca virtud por Vos premiada,
la paz angelical.
Y yo, el polvo amasado con el lloro,
el pobre pecador,
¡ay! no era digno de ese gran tesoro
de santidad y amor!