Bésame en la boca,
tentación sangrienta
que en el marfilino
color de mi tez
tu mirada aloca;
bésala, tuya es.
Toma y aprisiona
mis labios, retenlos
mucho, mucho tiempo
dentro de tu boca
y quede en la mía
la huella imprecisa
de tu beso eterno.
Ahoga mi risa
sofoca mi aliento
con tu dicha loca:
bésame en la boca.
(Tomado de Muestra de poesía cuencana del siglo XX, 1971. Selección de Efraín Jara Idrovo)