¿Qué pasará de noche?… No hay mañana
que no tenga el jardín rosas difuntas…
Sobre estas cosas, cariñosa hermana,
por qué a Nuestro Señor no le preguntas…
Pasemos esta noche en la ventana,
los ojos fijos y las manos juntas,
para saber, mañana de mañana,
por qué tiene el jardín rosas difuntas…
Y velamos… Las doce, y, luego, la una,
y nada… A flor de soledad la luna,
en paz lo muerto y en quietud lo vivo…
Mas, al prendernos Dios la luz del día,
la última rosa blanca en agonía
y las otras ya muertas… sin motivo…
(Tomado de Antología poética ecuatoriana, 1982)