tú pasas desnuda junto a la tina
y en el pasadizo
una conversación
se incendia
fragmentos del pasado
inmensas noches
iconos/huacos
en brincos
tú pasas desnuda junto a la tina
te incendias en lujuria
tialeja atrapada en su casa. prestamistas y alguaciles buscan su
espejo. su cofre. asediada entre costuras de la piel y de la
piedra escapa tialeja del costurero al desván. prestamistas y
alguaciles se llevan la única escalera que conduce al desván.
asediada por viento y por lluvia tialeja repta la última vida. su
sombra se prende a la caracolaclaraboya. prestamistas y
alguaciles desprenden del desván su resto. su bulto desnudo en
un costal. en la agenda es marzo. ninguna anotación. la calle se
alumbra. sobre la pelada panzapágina del bordador tialeja
confunde amantes. la postal viene de moncalieri. tialeja
desentierra ausentes. desnuda copula en la mitad del huerto
trepada como un fauno sobre la efigie en bronce de su criado
negro. reptacópula en la hora del salve. gris inmenso.
traspapelados tricornios con polvo.
en el borde inferior de la postal se anuncia jabón de reuter.
un hombre se desmorona en una tina de baño. voces júbilo en
el pasadizo. nombres. conversaciones. letanías. los niños
prenden fuego a los antiguos nidos de la hormiga.
tu salto
de cama
abierto
tu calcinado vientre se abre en vendaval
tu cuerpo bordador naufraga
me ayuda un candelero a recorrerte
salpican goterones en torno sordamente
mi cuerpo flagelo en agua hirviente
tú escapas
en un viejo molino de aspas
los días como una especie de tolva
en que guardamos sedimentados insomnios
con estrías de molienda
en un viejo molino de aspas
la infancia
tu infancia
en agonía se inflaman palabras
segrega
un atónito lenguaje
signos
tú dónde estás
dónde tu desnudez junto a la tina
huye huye amor
es inútil retenerte entre las manos
abajo golpean los muros del sótano
ventura camuendo ovejero.
gigante lazo de raso en el cabello y una manera de sentarte
tialeja una manera de sentarte frente al cristal de la ventana. gris
inmenso en el resto de la noche. un bosque sepia. vuelve el
abuelo de su sueño en llamas.
con sus blasones de paño burdo en procesión pasan. repasan.
cofrades. cristos sacrilegos escupiendo mis restos del cuerpo.
imágenes
se prende la luz enfrente. una mujer mira sus nalgas. tienta sus
muslos, su aparición ocupa todo el espacio iluminando sin
perfiles mi penumbra. espumaderas guardan los restos de
azafrán. de maíz blanco. las voces se han callado. las risas se
han callado. bailan minué contra la luz enfrente. y en el cristal
los goterones de agua.
Javier Ponce (Quito, 1948)