«Poeta en escenario público», por don Diego Araujo

En la ceremonia tuvo un papel relevante Amanda Gorman, poeta de 22 años, invitada a presentar de viva voz un poema suyo, que emocionó a los asistentes y ha suscitado elogiosos comentarios en el mundo...
Foto: Forbes.

Tres miércoles de este enero marcaron situaciones dramáticas en EE.UU.: el 6, el asalto al Capitolio por turbas azuzadas por Donald Trump ; el 13, el voto de la mayoría en la Cámara de Representantes para iniciar el segundo juicio político al mandatario saliente; y el 20, la inauguración de la nueva administración con Joe Biden como cuadragésimo sexto presidente y de Kamala Harris, primera mujer —y primera mujer negra— que asume la vicepresidencia.

Tragedia para la vida democrática, el primer miércoles; voluntad de reparación política y del orden violentado y catarsis, los dos siguientes. El país transitó desde la democracia atacada en el intento de impedir que el Congreso certificara el triunfo de Biden hasta las instituciones puestas a prueba en el desenlace, con la investigación y los arrestos a los asaltantes del Capitolio; la luz verde para el juicio a Trump y la jornada de investidura del nuevo presidente.

En la ceremonia tuvo un papel relevante Amanda Gorman, poeta de 22 años, invitada a presentar de viva voz un poema suyo, que emocionó a los asistentes y ha suscitado elogiosos comentarios en el mundo. Por lo menos cuatro aspectos deben ser destacados en su intervención.

Primero, el simbolismo de la presencia de una mujer, que asume la voz colectiva, se reconoce como una joven negra, descendiente de esclavos, hija de una madre soltera; una niña que pudo superar los problemas auditivos y del habla y otras situaciones adversas y, ahora, puede alcanzar sus más altos sueños, cuando cuenta con el reconocimiento como escritora, libros publicados y estudios de Sociología en la Universidad Harvard. Segundo: la exaltación optimista de la democracia estadounidense. En este ideal me recordó la visión de Walt Whitman. Para Amanda, la democracia puede sufrir algún momento retrocesos, daños; pero no ser derrotada de forma permanente. Tercero: El llamado a la paz y a la unión: “Si queremos estar a la altura de nuestro tiempo, la victoria no estará en la espada, sino en todos los puentes que hemos construido”, proclamó la poeta. La unión tiene el propósito de “componer un país comprometido con todas las culturas, colores, personajes y condiciones del hombre”. Cuarto: La voz de la poesía en un escenario político y cívico. Por las circunstancias que rodearon la ceremonia en el Capitolio, esa voz evidenció, con mayor fuerza, la necesidad de humanización de la política.

A las puertas de las elecciones en el Ecuador, cabe preguntar si en los candidatos se ha escuchado alguna reflexión sobre el papel del arte y la cultura en su visión del país. Cuánta necesidad se siente de exigir respeto a las palabras vaciadas de sentido por la demagogia y la vanidad y de humanizar la política maltratada por populistas y tecnócratas manejables que proponen sacar oro de los celulares.

Este artículo apareció en el diario El Comercio.

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