Aves corola que deshoja sin preguntar el viento
“—… vinieron en la noche, derribaron la puerta…”
por sus propios colores perseguidas
“—… hirieron al hermano y quemaron los libros…”
con las alas mojadas en estanques de altura
“—… bajaron a registrar hasta abajo del suelo…”
flechas del paraíso clavadas a su aliento
“—… rompieron los retratos, desgarraron mis ropas…”
las lineales celosas ahogadas del aire
“—… entre caballos se llevaron al marido…”
otoños en exilio forasteras del tiempo
“—… le colgaron de los dedos quebrándole las manos…”
guareciendo su pluma en bodas de algodones
“—… le han dejado con los pies en agua helada…”
amor que se adormece en la ola del vuelo
“—… ha muerto y lo enterraron no sé en dónde…”
con burbujas de nube entre los remos
“—… hoy se llevaron ya hasta a los niños.”
Yo quería añadir: Su orden de aluminio…
Pero no puedo, pero no me dejan
y no quiero y me callo.
Tal vez matarlos es ahora el poema más puro.