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«‘Solo los tontos tildan solo’», por don Raúl Vallejo

Yo pensé que la frase era apócrifa. Miguel Donoso Pareja solía decirla, en sus talleres literarios, cuando, durante la revisión de la piel del texto, topaba con algún sólo: «Solo los tontos tildan solo».

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Yo pensé que la frase era apócrifa. Miguel Donoso Pareja solía decirla, en sus talleres literarios, cuando, durante la revisión de la piel del texto, topaba con algún sólo: «Solo los tontos tildan solo». Sin embargo, luego de leer una primera versión de este artículo, fue el académico Diego Araujo Sánchez quien me indicó que la formulación pertenecía a Miguel Sánchez Astudillo, S.J., que la escribió en su columna «Cuide su lenguaje», en El Comercio, entre 1966 y 1968: «¿Quiere usted no errar nunca en el acento de SOLO? La cosa es muy fácil: no la acentúe nunca. Por tanto, quien comete faltas en esto las comete porque quiere. De aquí esta regla práctica que se graba con facilidad en la memoria: Solo los tontos acentúan el SOLO»[1]

Sin embargo, no son tontos aquellas figuras públicas que, como Arturo Pérez-Reverte —convertido en mosquetero solotildista— defienden, en tono barriobajero, el uso de sólo. El asunto devino escándalo mediático y tendencia en Tuiter, en el mundo hispanohablante, en parte por la práctica de los medios a convertirlo todo en espectáculo, sea chismerío o crónica roja, y, en parte también, por la iconoclastia de escritoras y escritores tuiteros que saben cuántos likes produce echar lodo contra la RAE y están convencidos de que por solo hablar mal de la RAE se convierten en subversivos de la gramática. Como la bobería es lugar común en el estercolero de Tuiter, algunos no tuvieron reparos en tuitear: Sólo. Sólo. Sólo. Sólo. Sólo. Sólo. Sólo. Sólo. Sólo. Sólo. Sólo. Ad nauseam. Lo cierto es que se armó un zafarrancho, de humor surrealista, que ha dividido a los hispanohablantes en solotildistas y antisolotildistas. Lo más hermoso de todo esto es que, como tuiteó Jorge Carrión, con su habitual mirada inteligente sobre los fenómenos culturales, la viralidad, en general, secuestrada por asuntos como la venganza de Shakira y escándalos políticos ha sido liberada por el del debate sobre la forma de nuestra lengua.[2]

En 2010, en la Ortografía de la lengua española, de la Real Academia Española, se introdujeron algunas modificaciones que causaron escozor en sectores académicos de hablantes hispanoamericanos, aunque, en general, respondían a la lógica de la lengua y al afán de preservar de la unidad ortográfica de la misma. Una de las novedades fue la eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio «solo» y los pronombres demostrativos, incluso en caso de posible ambigüedad. La RAE esgrimió dos argumentos lingüísticos para justificar su decisión: el primero, a partir de las justificaciones técnicas sobre el empleo de la tilde diacrítica:

Sin embargo, puesto que ese empleo tradicional de la tilde diacrítica no opone en estos casos formas tónicas a otras átonas formalmente idénticas (requisito prosódico que justifica el empleo de la tilde diacrítica), ya que tanto el adjetivo solo como los determinantes demostrativos son palabras tónicas, lo mismo que el adverbio solo y los pronombres demostrativos, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de doble interpretación.[3]

El segundo argumento se refiere a la ambigüedad semántica que podría resultar del uso de «solo» y apela, para resolverla, al entendimiento del contexto que se da durante el habla y también al uso de sinónimos o a un ordenamiento diferente de los términos:

Las posibles ambigüedades son resueltas casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden resolverse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una sola de las interpretaciones. En todo caso, estas posibles ambigüedades nunca son superiores en número ni más graves que las que producen los numerosísimos casos de homonimia y polisemia léxica que hay en la lengua.[4]

Luego del pleno de la RAE, del jueves 2 de marzo, se armó un escándalo mediático pues los medios interpretaron una resolución de la RAE como una rectificación de los planteado en la Ortografía de 2010. Los titulares fueron de esta laya: «La RAE rectifica y devuelve la tilde a solo trece años después» (ABC); «La RAE ‘despenaliza’ el uso de la tilde en ‘solo’ cuando haya riesgo de ambigüedad» (El País); «La RAE deja a juicio del que escribe poner tilde o no al adverbio ‘solo’» (elDiario.es). Enseguida, a través de la cuenta @RAEinforma se aclaró lo que, al parecer, era un malentendido, en un hilo de cuatro tuits:

1) «Lo aprobado en el pleno del 2 de marzo no modifica la doctrina de la “Ortografía” de 2010. Incluso la expresa de forma más clara: 1. Se mantiene la obligatoriedad de no tildar el adverbio “solo” y los prons. demostrativos cuando no exista riesgo de ambigüedad»; 2) «Se mantiene la opción de tildar o no estas palabras cuando haya riesgo de ambigüedad. Al introducir «a juicio del que escribe», no se añade nada nuevo. Es siempre el que escribe quien valora si existe o no ambigüedad»; 3) «Si el hablante percibe que existe riesgo de ambigüedad y escribe esa tilde, lo tendrá que justificar. Por ejemplo, si alguien escribe tilde en una oración como «Sólo vino Ana a la fiesta», será difícil que pueda explicar la existencia de una doble interpretación»; y 4) «La norma deja abierta la posibilidad de que no se tilden nunca ni el adverbio «solo» ni los pronombres demostrativos, que es la opción más aconsejable».[5]

Esta aclaración desató la ira del mosquetero Pérez-Reverte que anunció una jornada belicosa para el pleno de la RAE del próximo jueves 9 de marzo, y no solo que no está solo en el mundo hispanohablante, sino que tiene el apoyo de una legión de solotildistas. Pérez-Reverte, en respuesta a la aclaración ya citada de la RAE, publicó en su cuenta de Tuiter: «¿“No se añade nada nuevo”? ¿“Lo tendrá que justificar”? Lamento decir que @RAEinforma, dirigida por un académico anti-tildista [sic], está dando información sesgada e inexacta. Ayer, el pleno de la RAE aprobó una modificación importante. El pleno del próximo jueves será tormentoso»[6]. En otro tuit, horas después, aclaró que no se refería al actual director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, sino «al director del departamento de Español al día de la RAE»[7].

El Departamento de «Español al día» se creó en noviembre de 1998 y está formado por un equipo de filólogos y lingüistas especialistas en la normativa del español; su incursión en Tuiter, a través de la cuenta @RAEinforma data de octubre de 2012. «Su cometido básico es resolver dudas de carácter lingüístico (ortográficas, léxicas y gramaticales) desde la perspectiva de la norma que regula hoy el uso culto del español. Las consultas son planteadas por hispanohablantes nativos de todas las áreas del ámbito hispánico y por hablantes no nativos y estudiantes de español de las más diversas nacionalidades»[8]. Hasta donde he conseguido información en Internet, la directora del Departamento de «Español al día» es la filóloga Elena Hernández Gómez; desconozco si continúa en la jefatura.

Pérez-Reverte también ponderó en su cuenta de Tuiter lo que, en 1999, prescribía la Ortografía de la lengua española al respecto: «Cuando quien escribe perciba riesgo de ambigüedad, llevará acento ortográfico en su uso adverbial»[9]. Pero me gustaría hacer una reflexión sobre esta ponderación de Pérez-Reverte a la normativade 1999. La misma Ortografía usa en todo el libro la palabra guion, sin tilde, por cuanto la define monosilábica, pero Pérez-Reverte, que pondera esos tiempos, solo señala lo que le gusta de aquella Ortografía, ya que él considera que existe hiato y no diptongo por lo que gui-ón sería palabra bisílaba con tilde. Aclaro que la misma Ortografía opta por escribir siempre «guion», pero prescribe que es admisible el acento gráfico «si quien escribe percibe nítidamente el hiato»[10]. Es decir que permite la doble grafía, como en el caso de ícono e icono que tiene dos acentuaciones válidas.

En el caso de guion, como señala el Diccionario panhispánico de dudas (2005) «la doble grafía, con y sin tilde, responde a las dos formas posibles de articular esta palabra: con diptongo (guion [gión]), caso en que es monosílaba y debe escribirse sin tilde; o con hiato (guión [gi – ón]), caso que es bisílaba y se tilda por ser aguda acaba en ~n». El diccionario señala que, en ciertos lugares, como México y Centroamérica, la articulación con diptongo es normal, mientras que en España y en países como Argentina, Colombia, Ecuador y Venezuela esta palabra se articula con hiato. El Diccionario panhispánico señala que, para la Ortografía, de 1999, «toda combinación de vocal cerrada átona y abierta tónica se considera diptongo a efectos de acentuación gráfica» y concluye: «Por ello, en guion y otras palabras en la misma situación, como ion, muon, pion, prion, Ruan, Sion y truhan, se da preferencia a la grafía sin tilde, aunque se permite que aquellos hablantes que pronuncien estas voces en dos sílabas puedan seguir tildándolas».[11]

Más allá de bromas, memes y pendencias inútiles —y más allá también de la opinión de cierta intelectualidad tuitera que considera que la RAE es una institución obsoleta contra la que hay que rebelarse porque cada quien es libre de escribir como le dé la gana—, la prescripción de Gustavo Alfredo Jácome, en su Ortografía para todos (1996), es una opción que el pleno de la RAE del próximo jueves 9 de marzo podría considerar para evitarles un ataque de apoplejía al mosquetero Pérez-Reverte y su séquito de espadachines solitildistas en el mundo hispanohablante:

Se escribirá sólo, así con tilde, únicamente cuando haya riesgo de entender una expresión de dos maneras: Vine sólo a verte, que significa Vine solamente a verte y no Vine solo (sin compañía) a verte. En casos como este es mejor decir: Vine solamente a verte. De esta manera se evita la confusión.
En conclusión: No se pintará la tilde en solo aun en el caso de que tenga función adverbial y signifique solamente. Ejemplos: Tengo solo cinco minutos.— No solo que gritó, sino que lloró.— Debe de estar enfermo, porque quiere estar solo durmiendo.— Solo le gusta jugar y no estudiar.— No solo de pan vive el hombre.[12]

Considero, como tuiteó @RAEinforma, que dejar abierta la posibilidad de que no se tilden nunca ni el adverbio «solo» ni los pronombres demostrativos, es la opción más aconsejable. No tengo a mano la primera edición del libro, por lo que no puedo comprobar si esta postura de la edición de 1996 es igual a la de 1975. Sin embargo, en la edición de 1975, se dice que se sigue la normativa del Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, de 1973. En el Esbozo, cuando se refiere a la tilde en los demostrativos sustantivos frente a los adjetivos y también en el adverbio sólo:

Determinados monosílabos, prosódicamente acentuados, los escribimos con tilde para diferenciarlos de homófonos suyos, también prosódicamente acentuados, que pertenecen a otra categoría o subcategoría gramatical. Así, los demostrativos sustantivos éste, ése, aquél, y sus femeninos y plurales, suelen escribirse con tilde, frente a los demostrativos adjetivos este (libro), esa (mujer), etc. Las formas neutras de estos pronombres, que tienen exclusivamente categoría de pronombres sustantivos, se escriben siempre sin tilde. Igualmente se suele escribir con tilde el adverbio sólo (= solamente), frente al adjetivo solo.[13]

Resulta clarificador que en la nota al pie de página que genera esta reflexión se señala que el uso de la tilde es potestativo y que se puede prescindir de ella si no existe riesgo de anfibología, según reglas de ¡1959! —el año de la Revolución cubana y que, por casualidades de la vida y la literatura, es también el año en el que yo nací—. Al parecer, los antitildistas provienen del tiempo de los barbudos de la Sierra Maestra y andan camuflándose, entre las páginas de gramáticas y ortografías, como en una guerra de guerrillas lingüística:

El uso de la tilde es potestativo en los dos casos (éste, ése, etc., y sólo). Es lícito prescindir de ella cuando no existe riesgo de anfibología (reglas 16.a y 18.a de las Nuevas normas de Prosodia y Ortografía, que entraron en vigor el 1.° de enero de 1959).

Con certeza, hay problemas realmente más agobiantes en nuestra patria y en el planeta que la tilde en solo, aunque el mosquetero Pérez-Reverte augure una tormenta apocalíptica para un enésimo debate al respecto. No obstante, recuerde que, aunque la tilde en «solo» solo la aplique usted solo, ya sea por capricho o nostalgia escolar, su decisión no será usada como un elemento de convicción de la fiscalía académica para enviarlo a una cárcel de papel, y tampoco un auditor de la contraloría lingüística le glosará la tilde. La lingüista Elena Álvarez Mellado ha escrito un esclarecedor artículo sobre la tilde que se resiste a morir y el papel que en este debate juegan lingüistas y escritores:

Es comprensible que los escritores tengan sus preferencias ortográficas (como las tenemos todos). Pero las filias lingüísticas particulares no deben (o no deberían) tener cabida en decisiones que son estrictamente lingüísticas. Los escritores son muy dueños de declararse insumisos de la regla académica y tildar según les dicte su nostalgia, pero no es razonable condicionar las decisiones de un pleno que se supone técnico y del que se esperan decisiones sólidas y argumentadas para que algunos escritores puedan ver sus inclinaciones ortográficas (que los criterios lingüísticos no avalan) convertidos en norma.[14]

Algunos se creen insumisos por tildar «solo»; en realidad, están sometidos, por nostalgia escolar, a una norma antigua prescrita por la misma RAE a la que denuestan. En síntesis, más allá de si a usted la RAE le vale un pepino, piense si cuando escribe «solo» el riesgo de ambigüedad es tal que no puede distinguir entre el «solo» en función de adjetivo y el «solo» en función de adverbio y necesita usar la tilde que es solo para cabezas duras de entendimiento del sentido de solo.

Este artículo apareció en el blog personal del autor.


[1] Miguel Sánchez Astudillo, S.J., Cuide su lenguaje, t. 1, presentación de Manuel Corrales Pascual, S.J. (Quito: Subsecretaría de Cultura, 1994), 121.

[2] Jorge Carrión, (@jorgecarrion21), «En el fondo, la confusión y el debate sobre la tilde de “sólo” son hermosos. Porque la viralidad está por lo general secuestrada por fenómenos como la venganza de Shakira o los escándalos políticos. Y de pronto la ha liberado y desatado la ortografía. La forma de nuestra lengua», Twitter, 4 de marzo de 2023, https://twitter.com/jorgecarrion21/status/1631933040455827459?s=20

[3] Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Ortografía de la lengua española (Madrid: Espasa-Calpe, 2010), 278.

[4] RAE y ASALE, Ortografía…, 278.

[5] Real Academia Española (@RAEinforma), Twitter, 03 de marzo de 2023, https://twitter.com/RAEinforma/status/1631617357121568771?s=20

[6] Arturo Pérez-Reverte, (@perezreverte), «¿“No se añade nada nuevo”? ¿“Lo tendrá que justificar”? Lamento decir que @RAEinforma, dirigida por un académico anti-tildista [sic], está dando información sesgada e inexacta. Ayer, el pleno de la RAE aprobó una modificación importante. El pleno del próximo jueves será tormentoso», Twitter, 3 de marzo de 2023, https://twitter.com/perezreverte/status/1631717319855448067?s=20

[7] Arturo Pérez-Reverte, (@perezreverte), «Para evitar malas interpretaciones: este tuit no se refiere al director de la RAE, Sr. Muñoz Machado, ajeno a la cuestión (y amigo mío), sino al director del departamento de Español al día de la RAE, que es quien con su equipo controla el servicio de consultas en @RAEinforma», Twitter, 3 de marzo de 2023, https://twitter.com/perezreverte/status/1631755008327708679?s=20

[8] Real Academia Española, «Español al día», acceso 5 de marzo de 2023, https://www.rae.es/espanol-al-dia

[9] Arturo Pérez-Reverte, (@perezreverte), «Qué tiempos aquellos (1999). Tan claro todo. Tan fácil de entender y aplicar. Cuando un lingüista no pretendía imponer a Camilo José Cela o Vargas Llosa cómo debían escribir sus novelas, sino que se guiaba por lo que ellos, con su autoridad, hacían», Twitter, 3 de marzo de 2023, https://twitter.com/perezreverte/status/1631761343068995586?s=20

[10] Real Academia Española, Ortografía de la lengua española (Madrid: Espasa, 1999), 46.

[11] Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Diccionario panhispánico de dudas (Bogotá: Santillana Ediciones Generales, 2015), 323.

[12] Gustavo Alfredo Jácome, Ortografía para todos [1975] (Quito: Editora Andina, 1996), 54-55. No tengo a mano la primera edición del libro, por lo que no puedo comprobar si esta postura de la edición de 1996 es igual a la de 1975. En la edición de 1975, se indica que igue la normativa del Esbozo… de la RAE, de 1973.

[13] Real Academia Española (Comisión de Gramática), Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (Madrid: Espasa-Calpe, 1973), 140, (énfasis añadido).

[14] Elena Álvarez Mellado, «‘Sólo’: la tilde que se resiste a morir», ElDiario.es, 03 de marzo de 2023, acceso 05 de marzo de 2023, https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/tilde-resiste-morir_129_10003431.html

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