Muchos optimistas prefieren el secano. / Acuden con sus enseres. / Se instalan. / Dibujan el horizonte / y nubes semejantes a matanzas heroicas. / Otros adquieren menajes para doblegar montañas; / en sus cartas aluden al tono del basalto...

Muchos optimistas prefieren el secano.
Acuden con sus enseres.
Se instalan.
Dibujan el horizonte
y nubes semejantes a matanzas heroicas.

Otros adquieren menajes para doblegar montañas;
en sus cartas aluden al tono del basalto
y a la herrumbre de altos murallones.

Congéneres valientes salen en sus barcas,
en horas tardías, para esperar, delante de las islas
el minuto sin sol,
cuando una luz verde se decanta
entre las quiebras de las rocas
y en el agua abanicada del mar.

Pero yo me mantengo en este terreno.
Me entrego a la bruma
que besa roca y flor.

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