Al caer de la luz, mínima y quieta,
Repaso mi dolor. Y alzo mi vida
Lo mismo que una página leída
Cuya frase final no se concreta.
El ritmo en fuga, la canción inquieta
—voces de ayer y hoy niebla desvaída—
rezuman en los bordes de mi herida
como el agua se filtra por la grieta.
¡Alas de la ilusión llenas de herrumbre!
Un día azul casi toqué la cumbre…
Y, enferma de horizontes y espejismo,
Resbala en mis silencios la congoja
Del día alucinado que se arroja
Por vértigo de altura, en el abismo.